La picaresca vuelve a instalarse en Castellón a la hora de intentar engañar a las compañías de seguros. Tras años a la baja, la pandemia ha avivado los intentos de fraude hasta el punto de que en 2020 crecieron casi un 30%. Aún así, la provincia es una de las trece que menos defrauda, un ranking que encabezan Melilla y Almería.  

Los datos del VIII Mapa AXA del Fraude en España revelan que los intentos de engaño se dispararon el año pasado en Castellón al pasar de una tasa del 1,40 al 1,81%. A la cabeza de este repunte (en el conjunto nacional la tasa pasó del 1,94 al 2,21%) se colocan los intentos de timos en las pólizas del hogar, mientras que los relacionados con los automóviles, que siguen siendo los mayoritarios, se redujeron por las restricciones a la movilidad y, en consecuencia, la caída de los desplazamientos.

El informe de la compañía AXA muestra una fotografía general de los intentos de fraude. «La crisis, tal y como ocurrió en 2008, crea un caldo de cultivo en el que más personas se pueden sentir tentadas a cometer estafas», apuntan desde la aseguradora aunque insisten en que si la economía vuelve a crecer «se relajará la tensión sobre el fraude ocasional, es decir, aquel en el que se aprovecha un siniestro para introducir daños preexistentes o anteriores y hacerlos pasar como actuales». De hecho, uno de cada dos casos de fraude al seguro utiliza esta técnica y en el 53% de las ocasiones el importe que se intenta defraudar es menor de 600 euros.

Aunque el seguro del auto continúa siendo el área de negocio que concentra el porcentaje de fraude más importante, en 2020 el mayor repunte se dio en la rama del hogar. Nada menos que creció un 18%, y entre las prácticas más habituales destaca la presentación de facturas falsas a la hora de indemnizar un siniestro, la falta de mantenimiento de los bienes del hogar o aprovechar de eventos climatológicos reales para generar siniestros falsos. 

A la par que crece la picaresca, aumenta también los recursos y la tecnología con la que cuentan las aseguradoras para detectarlos. «En los últimos años ha habido un proceso continuado de profesionalización y sofisticación de los mecanismos de lucha contra el fraude al seguro», aseguran fuentes del sector, que enumeran herramientas tecnológicas como el Big Data para intentar dar caza a los que defraudan.