La pesca no es una actividad cualquiera en la provincia de Castellón. Se trata de un arte milenario perfeccionado en las aguas del Mediterráneo, una sapiencia transmitida de generación en generación. La pesca es identidad, cultura y tradición, y también un oficio. Genera y mantiene puestos de trabajo directos e indirectos, e influye en otros sectores tan potentes como la hostelería y el turismo. Todo ello pende de un hilo, denuncian las cofradías, por el plan de la Unión Europea y sus restrictivas medidas. Los pescadores de toda la provincia se concentraron ayer en el Grao de Castelló en una jornada de protesta. Patrones, marineros, trabajadores y políticos formaron frente común para salvar la pesca de Castellón.

La principal demanda, aunque no la única, trata sobre los días que puede trabajar la flota de arrastre. Según el Plan de Gestión de la Pesca Demersal para el Mediterráneo aprobado por la UE, el permiso para las embarcaciones castellonenses queda lejos de los 190 días al año que consideran necesarios para que sea rentable su actividad. «Este plan, tras las dos reducciones de esfuerzo ya aprobadas en los dos últimos años, solo nos permite trabajar entre 150 y 170 días, en el mejor de los casos», explicó Sergio Albiol, presidente de la Comisión Interfederativa de Cofradías de Pescadores de la Comunidad Valenciana (Coincopesca). «Esto hace totalmente inviable nuestro trabajo y nos aboca irremediablemente a la práctica desaparición del sector», sentenció. «Si no se escuchan nuestras reivindicaciones no podremos seguir dedicándonos a la pesca. Seremos los últimos pescadores de nuestros pueblos», añadió.

APOYO DE LOS ALCALDES

La pesca es una actividad muy arraigada en la provincia, y por ello todos los alcaldes, acompañados de diferentes ediles, acudieron al Grao para apoyar las reivindicaciones. Amparo Marco, la alcaldesa de Castelló, valoró la pesca como «un sector esencial para Castelló que genera empleo y bienestar para muchas familias» e instó a la UE «a ser sensible con los pescadores y pescadoras, porque son respetuosos con el medio ambiente y han cumplido con las exigencias». El primer edil de Peñíscola, Andrés Martínez, aseguró que «la situación en la que Europa ha puesto a la pesca de arrastre en el Mediterráneo, ante la pasividad del Gobierno de España, es inaceptable». En términos similares se expresó la alcaldesa de Burriana, Maria Josep Safont, que reclamó «un nuevo plan de gestión viable y aplicable que no ponga en peligro un sistema que se ha sabido autorregular a lo largo del tiempo». «Esperamos que tanto el gobierno de España como sobre todo la UE modifiquen el plan», indicó Xaro Miralles, alcaldesa de Benicarló, que añadió que «los pescadores son los más ecologistas porque protegen los caladeros y limpian el mar». Por último, Guillem Alsina, alcalde de Vinaròs, mostró su «total apoyo a una reivindicación justa» y criticó el agravio comparativo con otras zonas como Andalucía.

El sector se reunió en pleno en el Grao de Castelló. Además de los anfitriones, acudieron las cofradías de Peñíscola, Burriana, Vinaròs y Benicarló, y los alcaldes de todos los municipios implicados, así como diferentes representantes políticos de la oposición y Rafa Simó, presidente de PortCastelló. Todos ellos mostraron su apoyo sin fisuras a la reivindicación. La lonja del puerto pesquero de Castelló reunió a centenares de personas con un grito unánime, que resumió Albiol: «Simplemente pedimos que nos dejen trabajar para poder vivir del mar, tal y como lo hicieron nuestros antepasados».

Al gobierno

Así las cosas, el sector lanzó la pelota al tejado del Gobierno. Exigen que «promueva ante la Unión Europea la modificación del Plan de Gestión». Lo primero sería acordar una moratoria en la consecución del Rendimiento Máximo Sostenible, la causa principal de la reducción de días de trabajo, que está fijada para el 2025; y lo siguiente modificar el reparto de los días de pesca. En ese último aspecto, el arrastre de Castellón se siente especialmente discriminado, ya que redujo días y horas de manera voluntaria, en pos de la sostenibilidad, y el cálculo realizado sobre el histórico ha penalizado esa predisposición.

Los afectados cuestionan las directrices europeas. «Consideran como único responsable de la situación de los recursos pesqueros a la flota de arrastre, olvidando conscientemente otros factores como la contaminación, el cambio climático o la flota de otros países. Nosotros somos los primeros interesados en proteger el Mediterráneo», resumió Sergio Albiol ante los presentes, durante la lectura de un comunicado.

Su compañero Manuel Albiol, secretario de la Federación de Cofradías de Castellón, advirtió también de los «daños colaterales» que la ruina del sector pesquero provocaría en la gastronomía y el turismo. «Hay mucha preocupación y la incertidumbre es total, porque estas medidas de la UE abocan al sector a la desaparición, y si no presiona el Ministerio estamos sentenciados», explicó. Patrones y marineros compartían incredulidad en el Grao. «¿Otros intereses? Pues sí. Mientras nos reducen los días de pesca ves que las piscifactorías se están incrementando».

UN 60% MENOS DE EMBARCACIONES EN LOS ÚLTIMOS 15 AÑOS

El sector pesquero ha sufrido una notoria disminución de efectivos y se encamina, salvo giro en las políticas europeas, hacia la extinción. Así de crudo lo explican desde la Federación de Cofradías de Pescadores de la provincia de Castellón, que asegura que el número de embarcaciones de todas las modalidades se ha reducido entre un 50 y un 60% en los últimos quince años y, en consecuencia, el número de puestos de trabajo.

En la actualidad, en la provincia de Castellón hay 63 embarcaciones dedicadas a la pesca de arrastre, con un total de 229 tripulantes. En cuanto al cerco, son 20 barcos con 232 trabajadores; y las artes menores (que ayer secundaron el paro de los compañeros del arrastre) suman 61 embarcaciones y 119 tripulantes. Por último, sobreviven dos embarcaciones y 5 tripulantes dedicados al palangre de superficie.