Las consultas presenciales han vuelto a los centros de salud como opción prioritaria con el objetivo de acercar la Atención Primaria al ciudadano ahora que la presión asistencial por el coronavirus ha descendido de forma considerable. El objetivo de la Conselleria de Sanitat era conseguir progresivamente, desde el pasado mes de mayo, alcanzar un 80% de visitas físicas. Pero la desescalada en los centros de salud hacia la nueva normalidad trae consigo problemas de antaño como la larga demora para ser atendido por el médico de cabecera.

Por ejemplo, en el centro de salud de Nules, la citación para una consulta ordinaria solicitada a través de la aplicación GVA+Salut llega a los 14 días, o lo que es lo mismo, dos semanas. Las largas esperas han sido siempre uno de los principales hándicaps de la puerta de acceso del ciudadano al sistema sanitario. De ahí que los profesionales hayan reivindicado más personal y menores cupos de paciente por facultativo.

«Al principio ha habido un cierto caos, pero se está intentando mantener las ventajas que supone para algunos pacientes la cita telefónica, evitándoles el desplazamiento, e incrementar la presencialidad, pero falta hacer un filtro previo, un triaje. Creemos que falta cultura sanitaria y autocuidado», señala la presidenta de la Sociedad Valenciana de Medicina Familiar y Comunitaria, María Ángeles Medina.

Urgencias

Y es que la sobrecarga es uno de los principales problemas. «Las demoras que se están produciendo, llevan a algunos pacientes a acudir directamente a las urgencias hospitalarias, cuando son asuntos que deberían tratarse en Primaria, por lo que nos gustaría tener la capacidad de respuesta suficiente, especialmente, ahora que llega la temporada de vacaciones», explica Medina. 

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Cabe recordar que la semana pasada Mediterráneo ya avanzó que los servicios de urgencias de hospitales, como el General de Castelló, estaban volviendo a sufrir la sobrecarga previa a la pandemia del coronavirus.

En este sentido, desde el Colegio de Médicos de Castellón indicaron que los actuales cupos de trabajo diarias comprenden entre 15 ó 20 llamadas telefónicas y unas 12 presenciales, a las que hay que añadir las consultas urgentes de pacientes que llegan sin cita. «Reiteramos la necesidad de optimizar la asistencia y prevenir masificaciones en los centros. Par ello, es preciso realizar una cuidada planificación de las agendas presenciales, teniendo en cuenta los huecos disponibles y la capacidad del centro», remarcaron.