Contar con una acreditación del nivel de valenciano es ya «indispensable» para muchos, en especial, de cara a afrontar una oposición. Así lo evidencia el número de matrículas de las pruebas de certificación organizadas este año en Castellón, con más de 5.000 personas inscritas, aunque el interés es todavía mucho más alto.

La cifra representa el mayor registro de los últimos ejercicios, por encima tanto de exámenes en formato reducido del ejercicio pasado como incluso del 2019, al tener en consideración los datos provinciales ofrecidos por parte de la Junta Qualificadora de Coneixements del Valencià (JQCV), la Escuela Oficial de Idiomas (EOI) y la Comissió Interuniversitària de d’Estandarització de Coneixements del Valencià (Cieacova).

Pese a las diferentes opciones y convocatorias establecidas por cada organización, la oferta supera con creces a la demanda, dejando a aspirantes en lista de espera para optar al título al cubrirse en apenas unos días las plazas disponibles. Por ejemplo, la JQCV contabilizó hasta 5.131 interesados en realizar las pruebas, lo que representa un auge de hasta el 50% respecto al 2019, aunque finalmente solo podrán hacerlo en la primera tanda unos 2.151 al limitar desde el ejercicio anterior por primera vez el número de participantes a consecuencia de la pandemia, pues según indican fuentes de la Conselleria de Educación «en la convocatoria del 2019 todo el mundo que quiso hacer las pruebas pudo matricularse y examinarse».

A estas más de dos mil personas se suman otras 1.739 de la EOI, que del mismo modo vieron como los candidatos copaban de mantera veloz los puestos ofertados, con un ascenso del 15% sobre el ejercicio anterior. Y al igual, la Cieacova cuenta con 971 personas que optan a los títulos de valenciano, el doble que el ejercicio previo y un 25% más respecto a los 773 candidatos de dos años atrás.

De hecho, tal ha sido la demanda, que el departamento autonómico optó por preparar una cita extraordinaria para el mes de septiembre del nivel C1, el más popular, al matricular a apenas 1.799 personas de las 4.238 que participaron en la preinscripción en las diferentes sedes de Castellón. Con todo, en el 2021 ya son un total de 4.861 las personas que tienen la asistencia a un examen de valenciano garantizada, los que representa un 40% más.

Las causas

Son varios los factores que contribuyen a esta alza. El primero, una vez más, es el menor número de convocatorias realizado el año pasado por la crisis sanitaria, aunque otra explicación reside en las numerosas convocatorias de empleo público, de las que en alguna se requiere de forma obligatoria acreditar este nivel, como ocurre en el caso de los docentes, y en otras se puntúa como mérito y resulta clave para escalar posiciones en la evaluación.

La responsable de la academia CEA de Castelló, Alicia Pérez, dedicada a la preparación de oposiciones, explica que «el título de valenciano es indispensable, pues o lo requieren o da puntos que resultan importantes en los procesos selectivos». De hecho, afirma que este año «la demanda ha aumentado mucho y hay una gran lista de espera por este motivo», como ejemplifica con que algunos de sus alumnos quedaron pendientes para la segunda convocatoria de la JQCV.

También Damaris Hernández, directora del centro de estudios Acrópolis, detalla que «prácticamente el 90% de los estudiantes, en especial del ámbito educativo, opta a esta acreditación», así como que la problemática de que la oferta supere a la demanda se da una vez más entre su alumnado.

Reclaman más personal

Ante el auge del interés, organizaciones como el Sindicat de Treballadors d’Ensenyament del País Valencià (Stepv) reclaman a Educación ampliar el personal examinador: «Hay que reforzar la plantilla para poder cubrir las necesidades», defiende su portavoz, Marc Candela, pues cree que «la demanda es mucho mayor a la oferta y seguirá creciendo en el tiempo, porque al final todo el funcionario deberá acreditar sus conocimientos de la lengua», en referencia a la nueva ley de función pública que establece este requisito a todo el cuerpo.

Y es que justo esta última cuestión apunta a que este furor puede asentarse al menos a corto y medio plazo y las organizaciones deberán afrontar el reto de atender la mayor demanda, al tener dentro de poco tiempo muchos empleados del sector público que superar este examen como trámite para formar parte de la administración autonómica.