Los cítricos de Castellón vuelven a tener la opción de exportar a los Estados Unidos, gracias al acuerdo alcanzado con la Unión Europea que suprime una serie de aranceles, entre los que se encontraban los agrios españoles. La estampa de las cargas de clementinas en PortCastelló rumbo al otro lado del Atlántico dejó de darse a finales del 2019, cuando la administración comandada por Donald Trump impuso una carga del 25% sobre el coste del producto. Algo que hizo totalmente inviable los envíos, y la consiguiente pérdida de un mercado repleto de habitantes con alto poder adquisitivo.

El acuerdo anunciado ayer supone la suspensión de estas trabas comerciales durante cinco años. En marzo ya se levantaron los aranceles, aunque solo por cuatro meses, por lo que el 11 de julio iban a recuperarse. Algo que ahora se aleja durante un lustro.

Desde el Comité de Gestión de Cítricos, organización que agrupa a los principales exportadores de la Comunitat, destacaron la «satisfacción por este anuncio, que muestra que la llegada de Biden a la Casa Blanca ha dado un giro a las relaciones entre Estados Unidos y la Unión Europea». Pese a liberarse de la carga, recordaron que estos dos años de ausencia «requieren de un trabajo de reposicionamiento, ya que en todo este tiempo hay países que han ganado terreno, como Marruecos». Un proceso de «reconquista que será duro», comentaron.

El secretario general de la Unió de Llauradors, Carles Peris, consideró la paz comercial como «una buena noticia, que da esperanza de poder volver a enviar a este país». Además, puso el acento en el momento del anuncio. «Saber desde junio que en la próxima campaña se podrá exportar da un tiempo adecuado de preparación». Algo que no pudo hacerse en marzo, cuando el grueso de la campaña citrícola de Castellón había finalizado, con la incertidumbre de saber lo que iba a ocurrir en el mes de julio.

Por parte de la Asociación Valenciana de Agricultores, su presidente Cristóbal Aguado mostró su «alegría» por el anuncio del fin de las barreras arancelarias, aunque rememoró que este problema comercial «es fruto de una injusticia, del que el sector agrario pagó los platos rotos». El origen de este enfrentamiento se encuentra en las ayudas aportadas por sendas potencias a sus empresas aeronáuticas. Una guerra de altos vuelos que acabó perjudicando al campo. Por ello, Aguado propuso que la UE «compense por los daños».

Protocolos

El mercado norteamericano se considera como un país muy interesante para ampliar el radio de ventas de los cítricos, últimamente limitado a los países europeos. Pero la liberación de este sobrecoste no es el único desafío pendiente. El Comité de Gestión recordó las muy duras condiciones fitosanitarias que marca este país, con un tratamiento en frío que, añadió Carles Peris, «implica un coste de nueve céntimos por cada kilo exportado». Por esta razón se pide al Ministerio de Agricultura que negocie una serie de condiciones para que las exportaciones sean viables. En la campaña 2006-2007 llegaron a enviarse 80.000 toneladas (buena parte de ellas desde Castellón), pero desde ese momento y hasta la decisión de Trump los números menguaron cada año.