Francisco Nebot ( Les Alqueries)

Impotencia, rabia, desesperación... son las palabras que resumen el estado de ánimo de Francisco Nebot, ingeniero y citricultor de les Alqueries. «Es una plaga muy puñetera y que se reproduce rápidamente. Puedes tratar los naranjos hoy y pensar que lo tienes controlado y, al cabo de cuatro días, comprobar que todo está afectado», resume Nebot que asegura que las herramientas con las que cuentan los citricultores a día de hoy no son suficientes. «Nos está ganando la partida y hay muchos compañeros que están desesperados y están abandonado el sector por culpa del cotonet», insiste.

Este productor asegura que una de las claves la tiene el Ministerio y la UE. «No puede ser que al citricultor español lo tengan acorralado y todo lo que llegue de fuera tenga barra libre. Tenemos que jugar con las mismas cartas y el problema que tenemos es por falta de prevención».

Jose Fenollosa (Almenara)

Ha hecho todo lo que podía y más, pero el cotonet le ha ganado la partida. Jose Fenollosa asegura que cada vez que va a alguna de sus fincas se le cae el alma a los pies. «La expansión de la plaga está descontrolada. Esto es un desastre y si no nos dan más herramientas el problema no ha hecho más que empezar», asegura este agricultor de Almenara de 51 años. 

Tras intentar acabar con la plaga con trampas basadas en feromonas o la suelta de depredadores, Fenollosa está convencido de que la solución la tiene el Ministerio de Agricultura y la UE. «El Gobierno italiano, por ejemplo, ha pedido el uso de manera excepcional del metil-clorpirifos y Europa se lo ha autorizado. Aquí el Ministerio no ha movido ni un dedo». 

DAVID ESTEBAN (LA VALL D'UIXÓ)

David Esteban es llaurador por vocación. Hijo y nieto de citricultores, describe la situación como un «martirio total». «Ves como están las naranjas y te entran ganas de llorar. Esto va a suponer un antes y un después en el sector porque se trata de una plaga que afecta directamente a la fruta, que es con lo que todos los productores nos ganamos la vida», sentencia.

Este joven agricultor de la Vall asegura que el cotonet va a ser la puntilla para el sector citrícola. «Los productores vendemos con márgenes muy ajustados y luchar contra la plaga nos supone unos costes brutales, un dinero que, además, no ha servido absolutamente nada», describe. «Los llauradors en estos momentos somos unos esclavos de la tierra», acaba. 

Héctor Manrique (Vila-real)

La finca de valencia late que Héctor Manrique tiene en el término de Vila-real debería empezar a producir naranjas la próxima campaña. Los árboles son jóvenes y después de años de inversión, el próximo otoño la fruta tendría que estar lista para ser recogida. «Los árboles están llenos de cotonet y calculo que un 80% de la fruta irá a la basura. Es desesperante», se lamenta este citricultor de 47 años que es, además, ingeniero agrónomo. 

Como la mayoría de productores, Manrique ha estado toda la primavera en alerta y tratando los árboles para ganar la batalla a la plaga. «He gastado miles de euros para nada. Esto va a ser la ruina, la plaga está descontrolada y lo que más rabia me da es que es un problema importado».

Constantí Ortells (Vila-real)

Se dedica a la producción ecológica y en los últimos meses ha tratado de combatir el cotonet con productos no químicos. «El problema es tienen una eficacia muy baja, incluso menor del 30%», apunta este citricultor de Vila-real.

Ortells asegura que este año la plaga ha tardado más en salir. «Al principio parecía que no iba a afectar tanto como le campaña pasada, pero en los últimos días la afección se ha multiplicado», cuenta.

Aunque aún es pronto para hacer cálculos, este citricultor ecológico estima que hay parcelas en las que tendrá que tirar el 25% de la fruta. «El año pasado el cotonet ya me afectó muchísimo. La ventaja que tengo es que yo mismo me comercializo la fruta y, al final, pude darle salida aunque con un precio mucho menor que el que hubiera alcanzado en el mercado. Esta campaña no se lo que ocurrirá», explica Ortells que añade también que la plaga importada de Sudáfrica ha roto el ecosistema.  

Juan Carlos Rodríguez (Betxí)

A Juan Carlos Rodríguez le da la sensación de que, en la guerra contra el cotonet, los citricultores luchan con una pistola de agua. «No hay ningún protocolo que funcione y en estos momentos ningún productor tiene la certeza de que aplicando un determinado método o producto va a lograr una eficacia del cien por cien», explica este llaurador de Bextí.

Rodríguez describe que la impotencia llega después de comprobar que tras meses de lucha todo ha sido en vano. «Además, esta plaga es incomprensible. En todas mis parcelas he hecho los mismos tratamientos y las mismas veces y hay huertos donde el cotonet afecta menos y hay otros cuyos árboles están infectados. ¿A ver cómo se explica eso?», se pregunta. 

La afectación de la plaga es tan alta que este citricultor conoce casos de técnicos que han llegado a una finca para pulverizar por segunda o tercera vez y han dado marcha atrás ante la cantidad de insectos. «Una ruina», resume.