Atendiendo a su edad, Ezequiel Franco todavía podría jugar a baloncesto de alto nivel, pues cuenta con 37 años. Sin embargo este vila-realense que estudió en la UJI y jugó en el primer equipo del Amics, ahora TAU Castelló , ha pasado la última década vendiendo vino en China, donde ha formado una familia: “Vine muy joven y me lo he pasado muy bien. Ahora tengo un hijo de cinco años que habla ruso, el idioma de mi mujer, español, chino o inglés”.
Repasando su carrera como jugador de baloncesto, al margen de jugar en el Amics pasó por el Vila-real o Almería, donde una rotura de ligamentos cruzados frustró la carrera de este base anotador: “Una de mis virtudes era la velocidad, pero tras la lesión mi juego cambió bastante”. Aparcado por tanto el baloncesto, Ezequiel apostó ganarse la vida en China: “Al principio di algunas clases de baloncesto, pero si vine fue porque me trajo una empresa cerámica que se dedicaba a comprar material aquí. Para mí era una aventura. Hablaba en inglés por los compañeros que tuve en el baloncesto, pero conocía lo mismo de China que de África”.
China, un mundo de posibilidades
El vila-realense entendió rápido una vez aterrizado en el Gigante Asiático que el país le abría un inmenso abanico de posibilidades: “Aquí hay 1,4 billones de China, como 38 veces España, y al principio de llegar algunos me pedían vino; creía que serían cajas, pero lo que pedían eran contenedores. Aquí todo es a lo grande”, asume Ezequiel Franco, creador de la marca Franco Wine, que reside en Shanghái: “Pekín es la capital administrativa, pero Shanghái es donde pasa todo, la ciudad del futuro, donde todo se comercializa”.
Recuerda el protagonista de esta increíble historia que para llegar a importar 250.000 botellas de vino al año ha tenido que esforzarse y formarse como el que más: “Al principio hacía de traductor importando vino de bodegas importantes. Cuando pude ya monté mis propias empresas y crear mi marca, que está creciendo”. Su firma se ha especializado en importar vinos españoles procedentes de regiones como Ribera de Duero, Utiel-Requena, Rioja o Aragón. En cuanto a su especialización, el empresario destaca que cuenta con el nivel superior de WSET, siendo “el único español en China que lo tiene. Me costó tres años sacármelo, pero ahora puedo dar muchos cursos porque está muy apreciado en la zona”.
Sobre el porqué del éxito de su iniciativa, Ezequiel afirma que “el vino en China ahora se ve como algo ‘cool’. La gente joven ha viajado mucho y cada vez lo pide más”. De todas formas, los locales la bebida que más consumen es, según confirma el exjugador del Amics, “el vino blanco baijiu, que es un espirituoso de unos 56 grados”. Además, en el país en el que Ezequiel lleva residiendo la friolera de 11 años se están poniendo las pilas en la producción: “La superficie vinícola más grande del mundo la tiene España, pero después ya va China. Nosotros tenemos 3.000 años de tradición y para China es algo nuevo”.
No todo son flores para el vino español
Pese a la tradición vinícola española, el de Vila-real pide “más implicación institucional para abrir puentes entre ambos países a nivel comercial. Ahora nos ven como una tradición de vino barato cuando tenemos un vino ‘top’ que no tiene nada que envidiar a nadie, aunque sí es cierto que exportamos mucho volumen y hay zonas que venden muchísimo vino a precio muy bajo que hace que nos vean como un producto baratero”.
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