Mediterráneo repasa con el exalcalde Antonio Tirado, cómo se gestó el Museo al Aire Libre, impulsado bajo su mandato, del que formaba parte la obra ubicada en la plaza de la Paz, de Juan Ripollés, ahora borrada al reparar las filtraciones en la fachada.

«Hace casi 40 años, Castellón tenía una edificación en altura no demasiado regular y se producía la característica de grandes medianeras que no se iban a tapar, o no debían, en los años sucesivos, porque las edificaciones que se podían construir al lado, según la normativa, eran más bajas y no podían alcanzar esa altura. Pensamos que una manera de decorar y de limitar el mal efecto que se producía y aprovechar al mismo tiempo que teníamos grandes pintores era el hacer un museo al aire libre», rememora el exmunícipe socialista.

"Los artistas castellonenses se ofrecieron a hacerlo de forma gratuita, totalmente altruista"

Añade que se ofreció a los creadores más significados en Castelló «y lo acogieron muy bien. El coste de la operación era el de los materiales, porque los artistas castellonenses se ofrecieron a hacerlo de forma gratuita, creo recordar, todos. Estaban en una posición totalmente altruista», añade. Ripollés, Luis Prades, Traver Griñó, Vidal Serrulla, Tasio, Perla Flors, Gil Arabí, Sebastián Planchadell, fueron algunos de los que plasmaron su talento en los muros castellonenses. En 1983 la prensa informaba de la celebración del concurso de murales con un jurado para elegir los proyectos que decorarían las fachadas. 

El mural de Ripollés, Transformación, que aún sobrevive en la calle Mayor FRANK PALACE

«Las comunidades de vecinos --señaló Tirado-- reaccionaron muy positivamente, yo creo que daba prestigio a su edificio». 

«Las comunidades de vecinos reaccionaron muy positivamente, yo creo que daba prestigio a su edificio».

Antonio Tirado - Exalcalde de Castelló, impulsor del Museo al Aire libre

¿Hubo un compromiso de permanencia? «Explícito no, que yo recuerde». Se contaba con que no serían tapadas por otras edificaciones ya que «se seleccionó aquellas medianeras en las que la normativa no permitía edificar un edificio de esa altura al lado». Asimismo, «no se pensó que se producirían deterioros, filtraciones...», añade.

«Creo que no era mala idea, y si hubiera continuado por todo el casco, y hubieran sido 50, hubiera cambiado bastante el panorama del centro. Habría sido importante para la ciudad. Pero se llegó hasta donde se pudo», agrega Tirado.

Paloma Blanca, de Gil Arabí, ubicada en la calle Mayor FRANK PALACE

Fue pionero en la idea de generar atractivo con el arte urbano. «De hecho, continuamos en esa idea de embellecer la ciudad  y, luego, desde Caja Castelló, seguimos una línea similar, de donar a la ciudad esculturas de artistas de máximo prestigio en la Comunitat, para que estuvieran en la calle», añade.  

Poner orden en el urbanismo

Bajo su mandato se intentó poner orden en el urbanismo con la aprobación del plan general. «Fue una época muy polémica, porque las limitaciones que entraña el urbanismo en Castellón, con la dinámica que había, no se asimilaban con facilidad. Pero la gente fue comprendiendo. Se hicieron los primeros desarrollos de planeamiento urbano», añade. «El problema no estaba en el Plan Urbanístico anterior, del 63, que también limitaba las alturas en construcción, pero se recurría al artificio de considerar edificios singulares y por ese procedimiento se otorgaba licencia a torres de 14 pisos donde debería haber ido un máximo de cinco o seis».

Remodeló la plaza de la Paz y restauró el quiosco

También en su periodo se remodeló la plaza de la Paz. «Reconstruimos íntegramente el quiosco modernista, que había sido derribado, exactamente igual que estaba. Como se hizo en los años 20. En el momento de remodelar la plaza», añade.

Le gustaría que su museo continuara pero matiza: «Tuve mi tiempo y soy respetuoso con el trabajo de los demás; jamás he comentado o hecho crítica alguna de la labor de los que me han sucedido», finaliza.