Las piscinas de la provincia no pierden fuelle y, pese al covid-19, reciben a diario la visita de cientos de usuarios de norte a sur del territorio, con unas medidas de seguridad reforzadas para hacer frente al virus. Control de acceso y aforo, medición de temperatura, aplicación de gel a la entrada o la distancia entre tumbonas son solo algunos de los protocolos a seguir para crear espacios seguros.

Almenara cuenta este año con 118 usuarios que hacen uso de las instalaciones de manera regular dentro en el marco de los cursillos programados. Además, hay otros 60 bañistas diarios. Estas cifras son similares a las que tuvo esta instalación en el verano de 2019 --previo a la pandemia--, ya que en 2020 solo hubo cursillos. Informa Miguel Ángel Sánchez.

Morella ha notado menos que otras localidades el efecto de las restricciones por la pandemia, ya que cuenta con unas piscinas muy grandes y poco frecuentadas por las condiciones climatológicas que marcan el fresco verano en la zona. «Se ha reforzado la limpieza de vestuarios y zonas comunes», destaca el alcalde, Rhamsés Ripollés. Informa Javier Ortiz.

En Canet lo Roig, tienen la suerte de contar con una piscina «enorme», como asevera la alcaldesa, María Ángeles Pallarés. «Este año hay más gente en el pueblo que la temporada pasada y, aun así, no hay problema para cumplir con toda la normativa». 

El director de Gran Hotel Peñíscola, Francisco Ribera, incide en que las piscinas de los alojamientos turísticos son un espacio seguro y destaca la eficiacia de los tratamientos de legionella. «Nuestra piscina está acordonada y se ha habilitado un punto de entrada y otro de salida. El socorrista o el vigilante, que está de apoyo continuamente, se encargan de contar la gente que hay en el agua», explica. Informa María José Sánchez.

En el caso del popular parque acuático Aquarama, gestionado por Grupo Gimeno, los vestuarios permanecen clausurados y el aforo está limitado al 75%. En los hoteles del grupo, se mantiene la distancia y se intensifican las medidas de limpieza y desinfección en tumbonas y superficies comunes.

Por su parte, el Ayuntamiento de Xert ha hecho un esfuerzo para ofrecer el servicio más seguro a sus vecinos. Como explica la alcaldesa, Susana Sanz, la localidad ha contratado a dos trabajadores que controlan el aforo, registran a los usuarios y también les miden la temperatura. Además, la piscina ha reducido los horarios para potenciar la limpieza.