Poco después de las 19.30 horas del domingo, el servicio de información de la Agencia de Seguridad y Respuesta a las Emergencias de la Generalitat valenciana informaba de que el incendio forestal que devoraba la vegetación del término municipal de Azuébar estaba «en vías de estar estabilizado», después de muchas horas de labores de extinción en unas circunstancias extremas, que requirieron de un despliegue espectacular de medios y de la evacuación de todos los vecinos de la localidad, que no pudieron volver a sus viviendas hasta bien entrada la tarde.

Todo comenzó con un rayo. Las tormentas secas registradas en el interior de la provincia durante la jornada del sábado originaron hasta dos fuegos más --en Culla y Sueras--, aunque la combinación de factores meteorológicos adversos convirtieron el de Azuébar en el más peligroso. Temperaturas extremas y un repentino viento de poniente hicieron que lo que estaba prácticamente controlado acabara requiriendo de una veintena de medios aéreos y más de 350 efectivos terrestres.

La noche se alió con las pésimas condiciones externas. No poder contar con el valioso recurso de aviones y helicópteros y sus descargas de agua no podía más que exigir un mayor sobreesfuerzo a los bomberos, los integrantes de la Unidad Militar de Emergencias (UME), y las brigadas de respuesta a los incendios (ATBRIF) que no se retiraron hasta que la situación se estabilizó.

Hectáreas quemadas

Las llamas han calcinado más de 500 hectáreas de masa forestal. El dato concreto no podrá precisarse hasta que el fuego se dé por extinguido, lo que depende de muchos factores y no solo de su estabilización, que es sin duda un avance fundamental, pues garantiza que se frena el avance de las llamas, por lo que todos los efectivos pueden centrarse en evitar la aparición de nuevos focos.

Por la mañana todavía se producían nuevos focos en puntos calientes que fueron controlados por los efectivos movilizados. MÒNICA MIRA

La consellera de Justicia, Interior y Administración Pública, Gabriela Bravo, no dudó en afirmar en una comparecencia realizada por la mañana, que el de Azuébar es el incendio forestal «más importante del verano», y el despliege de medios así lo acreditan.

Con afección en los términos municipales de Azuébar y Almedíjar, la mayor parte de los esfuerzos se centraron en evitar que las llamas siguieran propagándose hacia el noroeste, traspasando el límite del Parque Natural de la Serra d’Espadà. El empeño era idéntico al que se marcó como prioridad frenar el avance hacia el casco urbano de Azuébar en las horas previas. A pesar de ello, se confirma que el incendio afectó a una pequeña parte del parque.

Preocupación por la Mosquera

En cualquier fuego forestal de envergadura existen varios frentes abiertos, y en este en concreto, entre las prioridades ya mencionadas se encontraba la necesidad de proteger la Mosquera, de alto valor ecológico. Como explicaron desde la Diputación de Castellón, en este enclave «se concentra una de las áreas de alcornoques más importantes de la provincia». La incorporación de los medios aéreos por la mañana, ayudó a avanzar en la extinción, aunque los terrestres han seguido empleándose a fondo durante todo el día.

Los datos que arroja el dispositivo desplegado dan una medida de la envergadura de la emergencia: 23 medios aéreos --entre helicópteros, avionetas y aviones--, 350 efectivos terrestres --bomberos de los consorcios provinciales de Castellón y Valencia, bomberos forestales de la Generalitat--, entre los que se contabilizan 154 militares adscritos a la UME.

Hasta 23 medios aéreos se sumaron a los 350 terrestres movilizados para extinguir el incendio forestal de Azuébar MÒNICA MIRA

Pasadas las 19.30 horas, y confirmada la inminente estabilización del incendio, la Generalitat valenciana autorizó el regreso de los más de 300 vecinos desalojados a sus casas, después de 15 horas acogidos en instalaciones municipales de Soneja y Sot de Ferrer.

El secretario autonómico de Seguridad y Emergencias, José María Ángel, indicó en ese momento que la evolución era «muy favorable» y que se daban las condiciones meteorológicas «óptimas» para avanzar de forma positiva. Ángel remarcó el hecho de que «lo que anoche fue el peor enemigo, se ha convertido en aliado», al detenerse el viento que horas antes había propiciado la expansión.

A las 02.30 horas, todo se descontroló

Como relataron desde el Servicio de Información del Consorcio Provincial de Bomberos (SIAB), la situación se descontroló sobre las 02.30 horas, «con condiciones críticas de viento de poniente y temperaturas de más de 40 grados, uno de los flancos del incendio se descontroló totalmente».

Unas 18 horas después, el portavoz autonómico confirmó que ya no había llama y, por lo tanto, la noche se presentaba desde «un umbral de optimismo», opuesta por completo a la anterior . La misión encomendada a los medios terrestres para las horas siguientes era la de refrescar la superficie afectada para garantizar así que no se reproduzca el fuego. Además, las autoridades provinciales incidieron en que, no sería raro, que algún rayo latente provocara nuevos focos, por lo que la presencia del operativo en la zona se mantendrá hasta que exista la seguridad de que no será así.

Operativo nocturno

Como confirmaron a última hora de la tarde desde Emergencias de la Generalitat valenciana, durante la noche trabajarán sobre el terreno 135 efectivos: 85 de la UME, 52 bomberos forestales, 25 bomberos del Consorcio Provincial de Castellón, una decena de personal técnico y de coordinación, bomberos voluntarios y seis jefaturas. Mientras el resto de la ciudadanía descansa en una nueva noche con temperaturas tropicales, todos ellos velarán para que el incendio forestal de Azuébar pueda darse por extinguido en cuanto sea posible.

Quienes se retiraron tras muchas horas de duro trabajo coordinado con el resto del operativo movilizado desde el sábado por la noche, fueron los miembros de la Asociación de Trabajadores de las Brigadas de Refuerzo contra Incendios Forestales (ATBRIF).