Todo completo. «Me quedo su teléfono y le aviso en cuanto haya una mesa libre». Es una de las frases más repetidas este verano, y en especial este agosto, por hosteleros de Castellón, para su nueva hora punta: la de las comidas. Y es que la preferencia por salir a comer y el tardeo, frente a las cenas, se ha disparado con las restricciones del covid por el toque de queda nocturno y ha llevado a duplicar e incluso hacer triple turno al mediodía.

Para este fin de semana de cambio de quincena y de la festividad de la Virgen de Agosto y Sant Roc muchos locales de restauración tienen el cartel de completo para comer en costa e interior, donde también sucede este fenómeno entre semana. Para una parte del sector de hostelería con terrazas y volcados en el día, los beneficios superan ya a la campaña pasada e incluso a la del 2019.

Uno de los puntos neurálgicos en Castelló es la plaza del Mar. José Manuel García, del restaurante El Mirador del Port, cuenta que a la hora de comer no paran y las webs de reservas también echan humo, aunque muchos acuden sin aviso previo. «Hay mucha más demanda al mediodía, incluso que antes de la pandemia. Servimos comidas desde las 13.00 horas hasta las 17.30 horas, aunque a las 16.30 horas ya se cierra la cocina. Para evitar que se formen colas de espera por el covid, intentamos coger los datos del cliente y llamarle cuando ya es posible», apunta. «Se nota que hay más ganas de salir que antes; en las cenas sí que hay menos, hay clientes de otras poblaciones que el toque de queda les frena si tienen luego que regresar», explica.

Casi imprescindible reservar dos días antes

En los municipios del interior la temporada también está siendo buena. Pedro Llavina, portavoz de los hosteleros de la Plana de l’Arc, (de Cabanes, Vall d'Alba, etc.) apunta que «la hora de comer está funcionando mejor que el verano pasado y por encima del 2019. Se nota mucho el turismo de proximidad, de Castellón, que no se ha ido de vacaciones. Hay establecimientos con dos y hasta tres turnos. Entre semana también se llena. Pero es tal la demanda que lo ideal es reservar dos días antes. Un miércoles ya está lleno para el sábado».

El gasto, más flojo, de 15 a 20 euros

Si la afluencia ha ido a más, el gasto del comensal, sin embargo, es ajustado y se sitúa en la franja de 15 a 20 euros . «Al mediodía se elige más menú. Se busca más el precio cerrado frente a la carta, que la elige más el cliente de cena, más escaso», explica el hostelero Llavina. Otro hándicap es la falta de terrazas en restaurantes del entorno rural, «y aunque tenemos interiores amplios, el máximo permitido debido al covid son seis personas por mesa y a veces al cliente le descontenta tener que separar al grupo».

El tiempo y las terrazas, punto a favor

Desde la asociación provincial Ashocas, su presidente, Álvaro Amores, también al frente del Grupo Giuliani’s, opinó que «es ahora, este agosto, cuando hemos notado que ha empezado el verano. Las reservas en comida han aumentado considerablemente debido al toque de queda, la gente sale más a comer y al tardeo. Los clientes se han adaptado a reservar con anterioridad, ya sean dos o más personas. La gente tiene ganas de salir y el buen tiempo acompaña, sobre todo en locales situados frente a la playa o el puerto, con terraza exterior, como el nuestro». Otra opinión es la del representante de Hostelería de la patronal Ashotur, Rubén López Vera, quien indicó que valorar esta campaña es «complicado». «La gente tiene ganas de salir y para comer sí viene, pero la hostelería está sufriendo mucho con el turno de la noche. En Benicàssim habrán bajado ventas un 20%; se nota que el cliente medio-alto que el año pasado se quedó en la provincia este verano ha salido de vacaciones. El 2022 sí podrá ser ya un tester de los próximos años».