La entrada en escena del coronavirus en marzo del año pasado alteró la vida en todos los sentidos. Para algunos, ese antes y después obligado por la pandemia supuso también un cambio físico de domicilio, momento en el que miles de personas decidieron abandonar sus viviendas habituales para instalarse a vivir de forma continuada en sus segundas residencias o darle una oportunidad a zonas rurales que les atraían.

Alentados por las condiciones más flexibles que ofrecían estos lugares a la hora de hacer frente al confinamiento (los del litoral por tener la playa al lado y los de montaña por estar menos concurridos y permitir un mayor contacto con la naturaleza), lo cierto es que, tanto en la costa como en el interior, muchos municipios han aumentado su cifra de empadronados durante este año y medio. Un repunte que el Instituto Nacional de Estadística (INE) aún no refleja en sus datos, ya que los últimos son a fecha de 1 de enero del 2020.

"Paraíso"

El que se ha visto más beneficiado por la llegada de nuevos residentes es Benicàssim. Tal como concretó la alcaldesa, Susana Marqués, en una entrevista reciente a La Panderola, de Medi TV, «más de 400 personas se han censado» desde el inicio de la pandemia en un «paraíso» como es esta localidad costera, reivindicó.

Este incremento de población hace que Benicàssim esté en estos momentos en torno a los 19.000 habitantes y acaricie con la yema de los dedos la meta de los 20.000, esa cifra tan ansiada que busca conseguir el equipo de gobierno.

Otro destino turístico de referencia que también ha experimentado un repunte demográfico es Peñíscola. Según los últimos datos municipales, ahora mismo hay empadronados 7.877 personas, 294 más de los que había a principios del 2020 (tenía 7.583).

En Moncofa, la influencia del covid ha significado, de forma homóloga, la consecución de nuevos vecinos que se han dado de alta en el registro. Antes de la pandemia, tenía 7.141 censados, mientras que ahora alcanza los 7.296, 155 más. Informa M. À. Sánchez.

Encanto rural

En el interior, la tendencia al alza se mantiene. Morella, como destino por excelencia del turismo rural, también ha crecido en cuanto a población. 110 personas se instalaron en la capital de Els Ports a lo largo del último ejercicio, aunque las personas que se han marchado del pueblo (74) y el elevado número de muertes por el coronavirus (45) provocan que el aumento de empadronados sea mínimo, pasando de 2.583 a 2.590. Informa Javier Ortí.

Viver gana aún más habitantes y suma «unos 70 censados», lo que le permite superar las 1.600 personas. «En un municipio pequeñito como el nuestro, no todos los años se logran 70 empadronados nuevos, es muy positivo», comenta la alcaldesa, Nieves Simón.

El tirón de Culla, último municipio de la provincia en unirse a la red de Pueblos Bonitos, ya deja sus efectos y pasa de 480 a 510 habitantes, 30 habitantes más, según detallan desde el consistorio.