"Vamos a criar a nuestro hijo en una población más relajada". En Eslida no hay estrés, ni tráfico ni alborotos. Ella tiene 25 años y su pareja, 31. Son jóvenes y a principios de este año tomaron la decisión de mudarse a este pueblecito de la Sierra Espadán, situado a apenas media hora en coche de la capital. «Queríamos vivir en la montaña pero al mismo tiempo no estar muy alejados de nuestras familias, que viven en la Vall d’Uixó y Castelló. Algo intermedio. Estuvimos mirando y es lo que más se nos acoplaba», relatan.
Conocían este enclave de 725 habitantes de «ir a llenar agua a las fuentes los fines de semana». «Nos parecía bonito y los alquileres están más baratos en comparación a Castelló o Vila-real. Por 300 ó 350 euros al mes en la capital de la Plana teníamos pisos viejos de dos habitaciones, sin armarios empotrados y con estancias muy pequeñas. Aquí, por un precio similar, podemos vivir en uno, también antiguo pero con un gran comedor, chimenea, tres habitaciones y la terraza, toda nuestra», explican. «Aquí en Eslida las casas son bastante económicas e incluso nos hemos planteado comprar en algún momento. No hemos solicitado ayudas porque no conocíamos la convocatoria», cuentan.
«En el pueblo se vive tranquilo y por 300 euros aquí tenemos un piso de 3 cuartos, terraza y un gran comedor»
En una zona rural, sí, pero con servicios de colegio y médico
El mercado inmobiliario en esta zona rural cuenta con viviendas de 90 m2 por 25.000 euros; o casas de dos plantas con cuatro o cinco habitaciones, para reformar, de los años 70, por 35.000 ó 40.000 euros. «Somos muy de salir por la naturaleza los fines de semana a hacer rutas y esto es genial para eso. Es el último pueblo de la zona que tiene colegio. Luego en Aín, Alcudia de Veo, Veo...ya no. Por eso lo elegimos. Además, tenemos médico en Eslida, y para el niño, en Artana, a solo cinco minutos», cuentan. La tienda del barrio también les da un buen servicio, «y si necesitas patatas o manzanas, vas en un momento», aunque la compra grande semanal «aprovechamos para hacerla cuando vamos a visitar a nuestra familia», en grandes superficies. El empleo también lo han podido compaginar. En su pandilla de amistades nadie ha tomado una decisión así, pero ellos no tienen dudas: «Nos gusta vivir en Eslida, estamos muy bien».
12 parejas jóvenes y 4 bebés han 'llegado' a raíz de la pandemia
Vilar de Canes es otro pueblo que presume de atraer a la juventud. Su alcalde, José María Domínguez, explica que en los últimos tiempos se han instalado unas 12 parejas de treintañeros. Con 170 habitantes, «la población ronda los 400». «Mucha gente con raíces en el pueblo que estaba viviendo y trabajando en Madrid o Barcelona, a raíz de la pandemia, ha regresado para quedarse. En este 2021 han nacido cuatro niños; en el 2020, dos; y en el 2019, uno. Para nosotros, es mucho. Contamos con colegio --el instituto, cerca, en Benassal-- y consultorio médico;y de momento no tenemos covid», resalta el munícipe.
"No quedan ya casas para alquilar, porque ya están ocupadas. Pero sí hay en venta"
El año pasado consiguieron un aulario para 2 años; y para el próximo, les gustaría hasta 3 años. En la localidad no hay muchas casas en alquiler, «porque casi todas están arrendadas», pero sí a la venta, «por eso han pedido las ayudas a la Generalitat al menos dos parejas para poder comprarse las viviendas y tener algo suyo propio».
En la zona, ¿donde trabajan los jóvenes recién llegados? Algunos tienen su medio de vida en Torre d’en Bessora en la fábrica de yogur y otros en el campo, en la almendrá, «la marcona más dulce de Castellón», o en Albocàsser.
