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ECONOMÍA

Las familias de Castellón meten 1.200 millones de euros en el banco por la pandemia

La incertidumbre eleva el dinero en depósitos al récord de 14.600 millones

Dos clientas sacan dinero en un cajero automático.

La economía se lleva a matar con la incertidumbre. Y si algo ha caracterizado los últimos 18 meses es la falta de certezas. Pocos se atrevían a predecir qué iba a ser de su negocio o si su empresa volvería a recurrir a la fórmula del ERTE. Un miedo que paralizó la inversión y el consumo de las familias y provocó que buena parte de hogares de la provincia buscasen refugio en los depósitos bancarios. Y eso que la rentabilidad de este tipo de productos es ahora mismo nula, ya que las entidades apenas están ofreciendo interés al cliente.

Los depósitos bancarios no rentan pero, aún así, nunca como hasta ahora hogares y empresas de la provincia habían tenido tanto dinero en el banco: 14. 636 millones de euros, un 2,5% más que hace un año y la friolera de 1.205 millones más que a finales de marzo del 2020, cuando el Gobierno decretó el primer estado de alarma. O dicho de una manera más clara: cada día los hogares de Castellón han metido en la hucha 2,6 millones de euros. A esa cantidad que guardan familias y empresas hay que añadir 355 millones de euros que son de las administraciones públicas.

Evolución del ahorro de los hogares. Mediterráneo

El dinero que guardan las familias de Castellón en cuentas corrientes y depósitos bancarios pulveriza todos los récords y para el organismo supervisor la clave está en la pandemia. «Durante el covid los hogares han acumulado una importante bolsa de ahorro, en parte, por la imposibilidad de consumir determinados bienes y servicios y, en parte, por la incertidumbre acerca de sus rentas futuras», detalla el organismo regulador en un artículo publicado recientemente. Eso sí, los expertos insisten en que pese a que las cifras pueden parecer de vértigo, no todas las familias tienen la misma capacidad de ahorro y ese dinero extra acumulado en los bancos desde marzo del 2020 se concentra principalmente en las rentas altas o medias, que son las que tienen capacidad para ello.

Superado lo peor de la crisis sanitaria y con unas restricciones cada vez más suaves, la clave ahora está en saber si todo ese dinero extra acumulado en estos meses se diluirá ahora por la vía del consumo o si los ahorradores prefieren mantenerlo como colchón de seguridad en espera de que la coyuntura económica se despeje definitivamente. Y ahí hay opiniones para todos los gustos. Muchos economistas dan por asentado que, poco a poco, las familias irán abriendo el bolsillo, aunque también ha otros que ven nubarrones. Y el más importante de todos es el aumento de los precios. 

Precios disparados

La cesta de la compra no ha parado de subir (el IPC ha aumentado un 3,3% al cierre de agosto) y eso, además de reducir el valor de los depósitos bancarios, puede provocar que muchos hogares echen el freno al consumo. Un ejemplo. Si el precio de la electricidad continúa cuesta arriba (y nada indica que la tendencia en los próximos meses será la contraria), las familias tratatán de ahorrar con la luz y, si no pueden, con otros productos. 

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