La capital autonómica ha vuelto a ser el escenario de una protesta del mundo del campo. En este caso, una serie de asociaciones de agricultores independientes, entre las que se encuentran las de Vila-real y Nules, se congregaron para expresar su malestar por las actuaciones de las diferentes administraciones, al entender que ponen en riesgo al sector ante crisis como la del cotonet. Según la organización, fueron unas 1.500 las personas que acudieron a la llamada, que discurrió por céntricas calles de València, contó con la lectura de un manifiesto en la plaza de la Virgen, y acabó con la entrega de sus reivindicaciones ante el Palau de la Generalitat, donde fueron recibidos por representantes de la Conselleria de Agricultura.
Víctor Viciedo, responsable de la Associació de Llauradors Independents de Vila-real, detalló que sus peticiones «se fundamentan en dos ramas: por un lado con ayudas y permisos para hacer frente a la plaga del cotonet, y por otro, con la puesta en marcha de revisiones a los acuerdos de libre comercio de la Unión Europea con terceros países, para que se establezca el principio de preferencia comunitaria».
En cuanto a la plaga, solicitan tanto al departamento autonómico como al Ministerio de Agricultura que establezcan una serie de apoyos para todos los agricultores perjudicados. Además, pretenden que se soliciten permisos extraordinarios de uso del fitosanitario metil clorpirifos, «en los meses de marzo y abril, cuando no provocan residuos en la fruta». La normativa vigente al respecto establece un uso excepcional de este fitosanitario, pero solo en aquellas fincas muy afectadas por el cotonet, y siempre y cuando esa fruta tratada no sea comercializada. La primera convocatoria para los propietarios afectados se ha saldado con escaso número de peticiones.
Estrategias
Otra de las quejas expresadas por Viciedo tiene que ver con la reciente aprobación por parte de las instituciones comunitarias de la estrategia De la Granja a la Mesa. Según expresó, «la idea tiene el objetivo de producir de forma más ecológica, pero uno de sus efectos será una agricultura menos competitiva, con un mayor abandono de los campos de cultivo, lo que redundará en un problema climático». Además, añadió que otra de las consecuencias «será que tendremos que importar más productos agrícolas desde el exterior, sin los elevados niveles de seguridad alimentaria que se exigen en nuestra casa, y con un incremento de la huella de carbono debido al transporte».
Mencionó el propósito de poderse reunir con la consellera, Mireia Mollà, para exponer sus posturas. La concentración estaba inicialmente convocada en el 9 de octubre, pero la Delegación del Gobierno en la Comunitat no autorizó su celebración, pese a que en esa misma jornada había varias manifestaciones políticas, de signo contrapuesto, que sí pudieron desarrollarse. Viciedo comentó que el retraso «nos ha afectado, ya que tenían que venir gente de cooperativas, que han tenido que renunciar a última hora por tener que recoger antes de las lluvias previstas este fin de semana».
