El catedrático de Psicología Básica, Clínica y Psicobiología de la Universitat Jaume y director de Salusex, Rafael Ballester, ofreció este jueves una conferencia del seminario contra la violencia de género sobre la sexualidad masculina. Una cuestión, dijo, compleja, en la que es fácil caer en tópicos. Señaló que la sexualidad es algo inherente a todas las personas e inervada por el género, que se va construyendo incluso antes de nacer. «Ya tratamos a los bebés niños y niñas de forma diferente», manifiesta, señalando, por ejemplo, que ellos reciben menos caricias que ellas o se les consiente más que sean brutos.

Identidad masculina

Llegada la adolescencia, se producen muchos cambios físicos, crece la preocupación por el cuerpo y se produce el proceso de la adquisición de la identidad. Ante la falta de referente biológico, que determina pasar de ser un chico a ser un hombre, (la menstruación para la mujer) «parece que los chicos tienen que estar siempre demostrando esa identidad masculina; como no podemos hacerlo por lo que somos debemos hacerlo por lo que no somos. «Tenemos que ser muy masculinos, eliminar todo resquicio de femeneidad. No nos damos cuenta que una persona puede ser masculina y tener cualidades femeninas. Ojalá podamos dinamitar estos conceptos», advirtió.

Orientación sexual

Otra tarea es construir, aclarar nuestra orientación sexual. «Normalmente se desarrolla por exploración y compromiso», señaló. "Cuando defendemos la diversidad sexual estamos defendiendo los derechos sexuales de toda la población.   Según estudios, el 15,8% de los encuestados varones había experimentado relaciones homosexuales, y el 3,3% bisexuales. En el caso de las mujeres un 3% manifestó haber tenido relaciones con otras mujeres y un 7% bisexuales.   Según señaló, ese miedo a no ser masculinos de verdad nos recorre incluso dentro del colectivo LGTBi. Nos tenemos que unir todos los que trabajan en género y diversidad porque al final el sexismo está ahí", defendió.

Añadió además que el hombre ha puesto una carga demasiado pesada de su masculinidad en una parte demasiado pequeña; no podemos basar la masculinidad en el pene», abundó, añadiendo que los varones saben poco de la sexualidad femenina. Abundó en que los hombres son más consumidores de pornografía y acuden más a servicios de prostitución y tienen una sexualidad marcada por la ansiedad de ejecución y necesidad de ser activos. Por ello apeló a que los hombres se permitan ser pasivos y se dejen acariciar