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ANTE EL FINAL DE VIDA ÚTIL DE INSTALACIONES

La cogeneración cerámica de Castellón vuelve a perder potencia

La patronal Ascer calcula que a final de año la reducción será del 20% del total

Interior de una planta de producción cerámica.

El sector cerámico de Castellón se encuentra en una encrucijada por el fuerte incremento del precio del gas natural, y su consiguiente efecto en la partida de gastos. Ejemplo de ello es la factura del grupo Pamesa, que en tan solo unos meses ha pasado de 8 a 33 millones de euros, por lo que calculan que el último trimestre de este año se saldará con pérdidas. Un problema al que ya se sumaba, desde hace meses, el crecimiento del pago por los derechos de emisión de CO2, que de los 25 euros por tonelada del octubre del 2020 ha pasado a 59 en el pasado mes.

Mientras se trata de superar la tormenta en la principal industria provincial hay un método de eficiencia energética que languidece, y del que el azulejo fue pionero hace más de tres décadas. La cogeneración eléctrica es una fórmula que permite reaprovechar la energía resultante de los hornos cerámicos para generar electricidad e incorporarla a la red.

Según los datos de la patronal cerámica, Ascer, «existen en el sector 28 instalaciones de cogeneración de muy alta eficiencia, que suman una potencia global de 236 megavatios. La mayoría de estas plantas se construyeron en la época de los 90, por lo que muchas de ellas han agotado, o están próximas de hacerlo, su vida útil regulatoria». Tanto es así que a finales de este año se perderá «el 20% de la potencia instalada, con 50 megavatios».

Desde el Gobierno no se ha considerado la petición de las industrias españolas que emplean la cogeneración para alargar la vida útil y generar electricidad en un momento en el que el precio se encuentra por las nubes.

Mientras sigue el ocaso de este sistema, la directora general de Energía de la Generalitat, Empar Martínez, defiende que la cogeneración «es un modelo que no tenemos por qué cargarnos, sino adaptarlo a nuevas realidades», e incluso defendió, en la Jornada de Innovación de Mediterráneo y Simetría del pasado jueves, la posibilidad «de ver si tenemos un nuevo modelo retributivo» que aporte una nueva vida a este método. 

Los candidatos a sustituir el gas

El precio del gas pone en jaque a las cuentas de resultados de la cerámica, pero aún así sigue siendo la única opción energética para fabricar. La Unión Europea impone que en el 2030 deben reducirse las emisiones de CO2 en un 55%, para alcanzar al 100% en el 2050. La industria cerámica lleva tiempo analizando otras alternativas, que en estos momentos no son más que estudios y pruebas piloto. La que suena con más fuerza es el hidrógeno verde, con la generación de gas de origen limpio, y que podría aprovechar buena parte de las actuales instalaciones de hornos. Otras variantes serían la creación de hornos eléctricos a base de placas solares, o la generación de biometano. El presidente de Ascer, Vicente Nomdedeu señala que ahora mismo no hay alternativa con la misma competitividad que el gas. 

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