El Periódico Mediterráneo

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jornadas comerciales en bruselas

La UE exigirá el tratamiento de frío a cítricos de Sudáfrica

La naranja española será considerada ‘producto sensible’ antes de cuatro años

Unos trabajadores cargan un buque con naranjas. Las importaciones sudafricanas se han disparado. MEDITERRÁNEO

La Unión Europea (UE) exigirá el tratamiento en frío a las naranjas que se importan desde Sudáfrica, y así lo anunciará antes de acabar el año en curso. La medida no solo servirá para paliar los problemas fitosanitarios que acompañan a dichos cítricos, y que han denunciado tantas veces los agricultores valencianos, si no que le supondrá un coste elevado que ya no le permitirá mantener los precios bajos que rompían el mercado y devolverá la competitividad a la naranja española, según María Martín Prat, directora general adjunta de la Dirección de Comercio de la Unión Europea.

Además, la eurodiputada valenciana Inmaculada Rodríguez Piñero reveló que el año que viene entra en vigor un nuevo acuerdo comercial con Sudáfrica y se confía en obtener una reciprocidad que permita compensar esa llegada masiva de sus cítricos a través del puerto de Rotterdam, para lo que también apeló a que los socios europeos ofrezcan mayor colaboración en los controles que reclama la Agencia Europea de Seguridad Alimentaria y una mayor solidaridad, dado que su laxitud reporta graves perjuicios para los cítricos españoles.

Contra la explotación laboral

Las jornadas comerciales celebradas esta semana en Bruselas también pusieron de manifiesto los graves problemas que atraviesan las relaciones con China. El gigante asiático aplica importantes inyecciones públicas a su producción industrial, creando fuertes distorsiones en el mercado que le permiten exportar con grandes ventajas competitivas, lo que obliga a la Unión Europea a diversificar las relaciones comerciales con otros países para evitar la chinodependencia.

A ello se une el conflicto político que han supuesto las sanciones de China contra varios europarlamentarios y un comité del consejo que dibujan un escenario más complicado que veinte años atrás, cuando su economía no era la tercera del mundo. La Unión Europea plantea por ello la necesidad de respetar los acuerdos de la Organización Mundial del Trabajo y utilizar el peso del acceso a su mercado para forzar cambios. «No podemos exportar valores e importar abusos.

No podemos considerarnos moralmente superiores a nadie, pero tampoco podemos permitir esos atropellos a la cultura y civilización que nos han distinguido siempre», reconoce la directora general de comercio, María Martín Prat. Por eso se plantea prohibir la llegada de productos basados en la explotación y exigirá el cumplimiento de los derechos humanos y el restablecimiento de los acuerdos de París sobre medio ambiente y lucha contra el cambio climático.

La Unión Europea no sólo se muestra exigente con su principal importador, si no que también quiere legislar antes de final de año para exigir responsabilidades a las empresas que  mantienen esas relaciones en su cadena de producción y no quieren saber la existencia de una explotación laboral porque beneficia sus precios. El instrumento que se empleará para ello es la llamada diligencia de vida que controlará el cumplimiento de los derechos humanos, sociales, laborales y medioambientales. La propuesta la realizará la comisión al parlamento europeo, y este lo trasladará a los países miembros para que la ejecuten y observen su cumplimiento.

La directora general de comercio alabó también la iniciativa de una empresa de calzado de Alicante que ya la ha puesto en práctica y defendió que una política comercial fuerte crea empleo, facilita inversiones y favorece el desarrollo. 


Todo ello se complementaría con la petición de considerar la naranja valenciana como producto sensible, una condición que ya merecen el turrón de Jijona, los vinos valencianos y una extensa lista de productos españoles, y que sin duda supone la puesta en valor de la calidad frente a los bajos precios que inundan el mercado internacional, aunque dicha medida tendrá que esperar cerca de cuatro años.

Así se anunció en el transcurso de un seminario de dos días de duración en Bruselas organizado por el grupo socialista en el Parlamento Europeo y al que fue invitado el periódico Mediterráneo. En dicha cita se reconoció que Sudáfrica no cumple con sus compromisos comerciales y que se verán obligados a acelerar la toma de medidas correctoras porque se prevé que en diez años aumente su producción de naranja tardía justo cuando se recolectan las primeras en las fincas de la Comunitat Valenciana.

Duras negociaciones

El nuevo tratado comercial que se negociará con Sudáfrica (los días 25 y 26 de este mes se reunirá la comisión negociadora) no le impedirá la producción, pero sí utilizar otro nombre, protegiendo así la calidad. Martín Prat avanzó que la apuesta sería establecer cuotas y un control severo a través de un Observatorio para evitar tanto la importación masiva de naranjas como su llegada sin cumplir con los requisitos sanitarios de la Agencia, pues se estima que los envíos de Sudáfrica llegan dos grados de temperatura por encima de lo que reconocen y ya han duplicado las partidas con plagas de todo el ejercicio anterior. 

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