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ECONOMÍA

SOS del campo en Castellón: los costes se descontrolan y los productos se pagan igual

Luz, gasóleo, fertilizantes y piensos están por las nubes y el dinero que recibe el ''llaurador' apenas varía

Un llaurador recoge alcachofas en su huerto. Los costes de producción en el campo se han disparado.

Son el primer eslabón de la cadena alimentaria y se encuentran en medio de una tormenta perfecta. Al sector agrícola y ganadero de Castellón los números no les salen y todo por culpa de los descontrolados precios de los costes de producción. Fertilizantes, combustibles, electricidad, piensos con los que se alimentan los animales.... todo anda por las nubes y, sin embargo, lo que recibe el productor por un kilo de naranjas o uno de carne de cerdo es lo mismo de siempre. «Si esta situación se prolonga durante unas cuantas semanas más no sé lo que va a pasar. No podremos aguantar mucho más tiempo», avisa Arturo Zaragozá, propietario de una granja de carne de conejo de Rossell y responsable del sector cunícola de la Unió de Llauradors i Ramaders.

"Los precios que percibimos por la carne siguen como siempre y no sabemos cuánto tiempo aguantaremos"

Vicent Zaragozá - Productor de carne de conejo de Rossell

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Para una explotación como la de Arturo, los piensos suponen el 60% de los gastos. Y en el último año los precios se han disparado por encima del 20%. «El gasóleo también está a precios prohibitivos y con la luz ocurre lo mismo», lamenta este productor que ve impotente como el dinero que recibe por la carne de conejo apenas varia. «La lonja de precios no refleja el alza bruta de los costes y la producción tampoco ha crecido, así que lo mires por donde lo mires las cuentas no cuadran», dice.

"Hacemos malabares para que el precio de la luz no nos afecte mucho, pero lo de los fertilizantes es de escándalo"

Jose Fenollosa - Citricultor de Almenara

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Si Arturo Zaragozá se echa a temblar cada vez que llega un camión con forraje a su granja a Jose Fenollosa lo que le preocupa es el precio de los fertilizantes. «Están carísimos y en cuestión de unos meses la subida ha sido espectacular», describe este citricultor de Almenara. Y los datos le dan la razón. Productos como la urea, uno de los abonos más utilizados, están por encima de los 0,70 euros el kilo, el doble que hace justo un año. «El coste de los insecticidas se ha disparado pero, además, como buena parte de las materias activas se han prohibido, para que sean eficaces hay que hacer varias fumigaciones, con lo que el precio todavía resulta mucho más alto», argumenta este productor.

Regar por el día, un lujo

A los altísimos precios de los fertilizantes se unen los desbocados costes del gasoil y de la luz. «Lo de la electricidad no tiene nombre y hacemos malabares para intentar pagar lo menos posible. En Almenara, por ejemplo, regamos siempre por la noche, que es cuando la tarifa es más económica», añade Fenollosa quien insiste en que aunque los costes son más altos que nunca, el productor no puede repercutirlos en los precios de los productos. Así, mientras que el propietario de un bar o una tienda puede acabar trasladando ese alza al cliente, el agricultor está atado de pies y manos. «En ese sector no somos dueños de los precios. Los dicta siempre el mercado», describe. 

La solución al desmadre de los costes, que afecta a todo el sector primario español, se antoja complicada. El ministro de Agricultura, Luis Planas, reclamó el lunes en Bruselas medidas urgentes para aliviar la difícil situación que vive la agricultura, pero la Comisión Europea lo rechazó de plano. Y las organizaciones agrarias ya están preparando movilizaciones. 

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