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Los megaproyectos de Castellón que quedaron en el olvido (segunda parte)

Los primeros años de los 2000 fueron fecundos en grandes ideas que no se llevaron a la práctica

Los megaproyectos de Castellón que quedaron en el olvido (segunda parte) Mediterráneo

Castellón tiene una larga lista de megaproyectos nunca culminados, hijos de una época, precrisis 2008, en la que el crecimiento y la abundancia parecía que nunca iban a acabar. Tras una primera entrega en los que se detallaban alguno de los más destacados, esta es la segunda.

Estación subterránea del TRAM en la avenida del Mar

El del TRAM es uno de los proyectos más controvertidos de los últimos años. Su misma concepción ya generó muchas críticas, sobre todo por parte de la oposición, al considerar que tenía un excesivo impacto sobre la ciudad. Una vez completado hubo otros problemas, como la decisión del Tribunal Supremo de calificar de ilegal su paso por el parque Ribalta, o la imposibilidad de afrontar la segunda fase, que incluía la conexión con otros municipios de la provincia.

Aspecto que iba a tener la estación subterránea. Mediterráneo

Tampoco salió adelante la construcción de una estación subterránea en la avenida del Mar. El diseño dibujaba un recinto abierto y vanguardista con jardineras y cerámica que se iba a ubicar a la altura de Recinte Castelló. La espectacular infraestructura estaba destinada a convertirse en una referencia de arquitectura vanguardista en la ciudad y fue presentada en el 2009 por el entonces alcalde, Alberto Fabra, y el entonces conseller de Infraestructuras, Mario Flores.

Interior del recinto con un espectacular diseño. Mediterráneo

Hoy, los castellonenses que quieren coger el TRAM desde dicho punto lo hacen desde esta parada, mucho más modesta.

Parada del TRAM junto a Recinte Castelló. Mediterráneo

Ciudad de la Música

Una inversión de 30 millones de euros, compartida entre la Generalitat y el Ayuntamiento de Benicàssim, para que la provincia fuera "un referente mundial en el mundo de la música". El proyecto lo presentó en el 2006 el expresidente de la Generalitat Francisco Camps, e iba a ubicarse en el recinto en el que se celebran festivales como el FIB o el SanSan.

Imagen de archivo del FIB.

Contemplaba cuatro escenarios, uno de ellos preparado para acoger conciertos para 40.000 personas. Pero la intención es que fuera un recinto polivalente, por lo que también estaba prevista la construcción de 20 salas de ensayo, un espacio en el que los grandes grupos pudieran preparar sus giras y ensayar, zonas verdes, servicios de restauración... Ambición no faltaba

Pero el proyecto se postergaba. La Generalitat echaba la culpa del retraso al Ayuntamiento --en 2007, el socialista Francesc Colomer recuperó la alcaldía-- y el consistorio al Gobierno autonómico. Que si los terrenos no estaban preparados, que si faltaban permisos, que si al Consell le faltaba impulso... Acusaciones cruzadas hasta que la música, poco a poco, se fue apagando.

Sant Jordi Golf

A principios de la década pasada, multitud de municipios de la provincia pretendieron impulsar PAI que incluyeran un campo de golf, en la búsqueda de un turista de alto poder adquisitivo. Ninguno de ellos ha salido por ahora adelante, pese a que proyectos como el de Torreblanca y Burriana siguen vivos.

Recreación virtual del PAI Golf Sant Gregori de Burriana. Mediterráneo

El que está definitivamente finiquitado, al menos en la forma en la que fue concebido en un principio, es el de Sant Jordi. En el 2005 se presentaba un proyecto que implicaba la construcción de 2.200 viviendas --el 10% de protección oficial-- y un campo de golf de 18 hoyos, sobre una superficie de dos millones de metros cuadrados.

Este mismo año se ha dado carpetazo al proyecto porque, como explicó en una entrevista a Mediterráneo el alcalde de la localidad, Iván Sánchez, "no tenía sentido tener un PAI donde no había convenio firmado con el Ayuntamiento, ni agente urbanizador, ni nada". Además, los propietarios de los terrenos del PAI estaban siendo perjudicados, ya que tenían que pagar un IBI urbano cuando en realidad se trataba de fincas rústicas.

Mundo Ilusión

Fue, nunca mejor dicho, la ilusión de Carlos Fabra. Benidorm tenía Terra Mítica; Tarragona, Port Aventura, y Castellón no se podía quedar atrás. Mundo Ilusión, concebido en 1999, iba a ser un parque de atracciones ubicado entre Orpesa y Cabanes, sobre 800.000 metros cuadrados del PAI Marina d'Or Golf. Su puesta en marcha suponía una inversión de más de 100 millones de euros.

Infografía del aspecto que iba a tener uno de los rincones de Mundo Ilusión. Mediterráneo

Pese a las buenas intenciones del Consell, que se mostraba favorable al proyecto y anunciaba partidas presupuestarias millonarias, el parque de atracciones seguía siendo eso, una ilusión, más que una realidad.

Finalmente, en el 2009 fue el propio Fabra el que anunció en rueda de prensa la desactivación de la sociedad encargada de impulsarlo. Durante su intervención, el expresidente de la Diputación de Castellón expresó su deseo de que los recursos que se iban a destinar al parque se desviaran a proyectos como la Ciudad de las Lenguas o la Ciudad de la Música. No se sabe dónde fueron a parar esos recursos, pero a esas dos ciudades seguro que no.

Eurodisney

A diferencia de los otros casos detallados en este y el anterior artículo, la idea de ubicar Eurodisney en Cabanes no partió de una administración provincial o autonómica.

A mediados de los 80, los responsables de Disney buscaban emplazamiento para un nuevo parque de atracciones. Dada la envergadura del proyecto, fueron muchos los países que se ofrecieron como destinos, España entre ellos. Y la Ribera de Cabanes, con sus millones de metros cuadrados sin urbanizar, se postuló como uno de los candidatos que sonó con más fuerza en la época. Responsables de la empresa, llegados desde América, incluso se desplazaron hasta la zona, y pidieron todo tipo de documentación.

El entonces presidente de la Diputación, Joaquín Farnós, acudió a Madrid junto a representantes del sector turístico para interesarse por un proyecto que, de llegar a la provincia, hubiera supuesto un atractivo turístico casi insuperable.

El proceso de decisión llevó varios años, pero finalmente en 1987 se dio a conocer que la elegida era París. En 1992 abrió sus puertas.

Eurodisney, investigada por aplicar tarifas distintas según el país

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