Lograr una óptima gestión ambiental, con el uso de energías limpias y el máximo reaprovechamiento de los residuos, es todavía un camino muy largo, pero en estos momentos ya hay actuaciones en marcha, que fueron detalladas en una mesa redonda dedicada a las infraestructuras estratégicas de Castellón dedicadas a la economía circular. El director general de Calidad Ambiental de la Generalitat, Joan Piquer, fue el encargado de moderar las intervenciones, con una introducción en la que puso de manifiesto "las medidas que se aplican para para pasar de un modelo de economía lineal a uno circular, y ver cómo se trabaja en estas directrices".

El ejemplo del aeropuerto

La primera persona en intervenir fue la directora general del aeropuerto de Castellón, Blanca Marín, quien arrancó con una referencia a que los proyectos "ya son reales y van más allá de la teoría". Entre ellos, el apoyo a un proyecto encabezado por bp para el desarrollo de combustibles sostenibles para la aviación, mientras que en el área industrial hay empresas dedicadas al mantenimiento de aviones, "que contribuyen a alargar la vida de las aeronaves y evita la generación de más residuos", para destacar que en el proceso de desballestamiento de una aeronave, "se puede reutilizar hasta el 90% de su peso". De los 160 aviones que se reciclaron en Europa el 2020, 12 de ellos se desmantelaron en Castellón.

Marín incidió en la participación de Aerocas en el proyecto de hidrógeno verde impulsado desde la Generalitat, y aludió a la localización del aeropuerto. "Generamos una actividad económica que ayuda a revertir la situación de despoblación", comentó.

El papel de las administraciones

La siguiente intervención fue a cargo de Ignasi Garcia, presidenete de Reciplasa y diputado provincial de Transición Ecológica, Agua y Residuos. Desgranó los planes de instalación de electrolineras para vehículos eléctricos, las inversiones de mejora en la planta de Reciplasa, el plan para generar tratar los residuos de la aceituna o el plan director del agua. Entre los hitos mencionó que en estos momentos "hay 30 personas que se dedican cada día a labores de educación ambiental para concienciar a los ciudadanos".

Para García no solo hay que introducir apuestas por parte de los organismos públicos, sino que también hay que añadir al conjunto de la población para lograr el éxito en estos desafíos. "Hay que convencer a la gente, que todos se responsabilicen y sean solidarios, tanto en el uso del agua como de la energía".

Entre las dificultades, apuntó por el incremento de recursos que deben destinar los poderes públicos. "El 10% del presupuesto de un ayuntamiento se dedica a la gestión de residuos, y en el futuro llegará a ser del 15%; es un problema de los consistorios, porque a todos les gustaría destinar el dinero a otras cosas, pero hay que hacerlo", aseveró.

Alianzas entre empresas

La tercera parte de la mesa redonda estuvo protagonizada por Iban Molina, desde Iberdrola, quien abrió sus palabras con una referencia al nuevo tiempo que se abre también en las compañías. "Empresas que en el pasado eran en teoría competidoras ahora actuamos unidas con estos retos", mencionó.

Postuló que Iberdrola "ya apostó por las renovables desde hace 20 años, con 120.000 millones de euros invertidos, de ellos 30.000 en España, y eso ha permitido que nuestras emisiones estén dos tercios por debajo de la media europea del sector". Entre sus objetivos está que en el 2030 "seamos neutros en carbono, de modo que nos adelantaremos a la Unión Europea", que exige dar este paso en el 2050.

Molina hizo un repaso a las actuaciones implantadas en la Comunidad Valenciana, "una de las más importantes para Iberdrola, tanto en el negocio regulado como en la generación y la vertiente comercial". Buena parte de sus palabras estuvieron basadas en en planteamiento de "descarbonizar la electricidad, con una apuesta por la renovable, tanto eólica como solar, pero esto no es suficiente, por lo que hay que descarbonizar el transporte, el calor en la industria y, allá donde no llegue la electrificación, aprovechar el hidrógeno verde".

En el apartado de conclusiones, Joan Piquer incidió en que la economía circular "debe llegar al mundo rural". Al mismo tiempo reveló que todo el proceso que hay por delante debe tener la contribución de varios factores: "La eficiencia y la sostenibilidad no pueden ir la una sin la otra". Además, hizo suyas las peticiones de que se eliminen las barreras normativas para acelerar el proceso.