Las mascotas ya no son mascotas. Al menos, no responden al concepto más tradicional que se tiene de las mascotas. El de animal de compañía es un término que encaja más con el hecho de que en el Código Civil ya sean «seres sintientes» y no «cosas» desde el año pasado. Pero muchas personas van más allá y los consideran miembros de la familia de pleno derecho. Son hijos perrunos o gatunos, en su mayoría, aunque cada vez proliferan más los hurones y otras especies.
En concreto, en la Comunitat Valenciana hay un millón de animales de compañía registrados, lo que supone dos animales por cada diez personas --sin contar los que no están registrados-. Por provincias, la de Castellón es la más amante de los animales: a diez habitantes le corresponden 2,4 animales, por los 2,3 de Alicante y los 1,8 de Valencia. Desde el año 1997 se celebra cada 10 de diciembre el Día Internacional de los Derechos de los Animales para concienciar a la población y a las Administraciones públicas sobre la necesidad de realizar difusión y hacer cumplir estos derechos.
Listado por tipologías
En la Comunitat Valenciana el año 2020, en el que se inició la pandemia de covid-19, finalizó con 92.234 animales inscritos, según el informe anual del Regisgtro Informático Valenciano de Identificación de Animales (RIVIA) y el Consell Valencià de Col.legis Veterinaris (CVCV). Esa cantidad supera por 7.745 los animales registrados un año antes de eclosionar el coronavirus, en el 2019. Los perros continúan como reyes absolutos en cuanto a registros, con casi 80.000 nuevos y un millón en total. Su enfrentado tradicional de acuerdo con el imaginario colectivo, es decir, los gatos, sumaron 64.675 felinos valencianos más a su causa el pasado año. En conjunto, hay en el sistema 64.675 gatos. Que lo estén significa que es probable que puedan tener chip que ayude a su control. Sin embargo, hay muchos gatos y perros callejeros que se escapan al control de RIVIA y CVCV. Más allá de los dos animales más clásicos, destacan los 407 reptiles (47 nuevos), 141 porcinos (50 nuevos), 33 asnos y 9 vacas que no son de ganado, sino domésticos. Por otro lado, hay 55.174 animales peligrosos registrados en la Comunitat y casi la totalidad de ellos son perros, como los americanos terrier, los pitbull terrier, y los rottweiler. Pero con todo también se tiene constancia de cinco leones, un tigre, un caracal y una pitón real.
"Parejas jóvenes se plantean tener un animal antes que un hijo"
«Yo creo que hemos evolucionado mucho, en el mismo sentido que antes ya lo habían hecho otros países europeos», asevera a respecto la presidenta del Consell Valencià de Col.legis Veterinaris (CVCV), Inmaculada Ibor. «Hay una sensibilidad por los animales, por su protección. Estamos detectando los beneficios que nos están aportando, esa es la realidad que tenemos ahora: parejas jóvenes que se plantean tener un animal antes que tener un hijo», subraya.
«En un tiempo de posguerra, como el de mis padres, la gente debía mirar más por sí misma, pero con la llegada del bienestar ha cambiado mucho la percepción», dice esta profesional. La propia veterinaria se ha transformado desde que ella se graduó, a finales de la década de los años 80: «Antes, el veterinario titular hacía de todo, ahora hay mayor grado de especialización, como fisioterapia de animales, cirujanos...», explica.
Leyes acordes a los tiempos
Dos nuevas legislaciones sobre animales se llevan a cabo de manera casi paralela en los Gobiernos central y autonómico. Es algo extraño porque existen dudas sobre las competencias sobre ese asunto, pero desde hace décadas las asume la Generalitat.
La ministra de Derechos Sociales, Ione Belarra, presentó este mes en el marco del Día Mundial de los Animales la nueva «ley marco» que todavía debe aprobar el Congreso. El texto preliminar incorpora elementos como un cursillo para quienes quieran tener perro o un llamado «DNI animal».
Tanto para Ibor como para el fiscal de Medio Ambiente de València, Eduardo Olmedo, es un texto que «llega tarde». Olmedo, en particular, es crítico con la norma nacional. «La ley marco que pretende uniformizar no tiene sentido ya porque hay legislaciones autonómicas. Preveo que las autonomías van a hacer caso omiso», asevera Olmedo, quien opina que el Gobierno debería «pactarla» con las comunidades.
Ibor considera que la ley marco sería un avance pero afirma que ese «DNI animal» ya existe con datos similares y que se debe estudiar cómo hacer el cursillo para futuros propietarios de perros para que no aumente «la burocracia». «Soy muy partidaria de la formación y la educación, pero quizá un título no va a asegurar que eres consciente para estar al cuidado de un animal y que otras personas se echen para atrás», asegura.
Sacrificio cero
Mientras, también avanza una ley valenciana que presentó el Consell durante el verano, el pasado agosto, y que se debe tratar en los próximos meses. Su punto central es el de reducir de manera drástica las opciones de sacrificio. «Uno ahora puede eutanasiar a su animal y no pasa nada, no es un delito sino una infracción de carácter administrativo», dice Olmedo. La Generalitat pretende que la eutanasia solo se permita en escenarios en los que se eviten sufrimientos innecesarios. El proyecto de ley nacional avanza con la misma premisa: el sacrificio cero -siempre en animales domésticos y con caza y tauromaquia por fuera de la norma-. La especialista en Derecho Animal Amparo Requena pone el foco en una situación concreta: «Hay perros con enfermedades incurables, por las cuales ahora se les puede sacrificar, pero que pueden vivir con ellas siempre que tengan un tratamiento compatible». Detalla como novedad positiva que se reconozcan «por fin» las colonias de gatos y planes de esterilización para estas.
El borrador estrecha el cerco sobre la venta de animales fuera de criaderos y el maltrato. Los veterinarios piden por un lado que en la ley valenciana se amplíe la identificación obligatoria para gatos y hurones, no solo para perros. «La identificación es un pilar para evitar el abandono, una de las principales tareas para tener un sacrificio cero», asegura, en referencia a los animales sacrificados tras no ser adoptados o no encontrados vía chip. También es relevante por la posible transmisión de enfermedades a las personas. A la ley estatal, el CVCV le reclama un cuerpo de peritos veterinarios que actúen en casos de maltrato.
