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Los hogares con una sola persona son ya mayoría en Castellón

Cambios sociales, defunciones, más divorcios, y emancipaciones elevan la cifra un 27% en dos años, hasta 69.400

Las mujeres constituyen uno de los colectivos más destacados entre las personas que viven solas.

Un cambio de patrón de comportamiento social cada vez más acusado hacia el individualismo; más defunciones --en parte causadas por el covid--, que dejan viudos detrás; divorcios y separaciones y, en menor medida, emancipaciones de los jóvenes, son las causas que explican que los hogares formados por una sola persona son ya la mayoría en la provincia de Castellón, donde suponen el 30% del total, cerca de uno de cada tres.

Evolución del perfil de los hogares en Castellón Mediterráneo

 Esta primera posición en el ránking de los perfiles familiares se ha alcanzado en el tercer trimestre de este año, al sumar 69.400 casas con solo un residente (54.800 en septiembre del 2019), 400 más que los hogares con dos personas (69.000), a los que siguen las familias de cuatro o más personas (54.500) y, por último, las de tres (45.900), según los últimos datos hechos públicos por la Encuesta de Población Activa (EPA), comparados con los de hace dos ejercicios, justo antes de la pandemia.

Perfil de los hogares en Castellón

Perfil de los hogares en Castellón Mediterráneo

Tendencia

En cuanto al trasfondo que describen los datos, el psicólogo castellonense Carlos Hidalgo, estima que «no cabe duda de que cada vez más personas viven solas, o lo que es lo mismo, crecen los hogares pero están menos habitados». Un dato que corroboran los números mencionados, y también el total de hogares contabilizados en Castellón. Ascienden a 238.800, un total de 15.500 más que dos años antes. Es precisamente la escalada de las primeras viviendas con solo un habitante el factor que empuja al alza el cómputo global en la provincia.

Hidalgo considera que «el primer factor clave es el cambio de perfil de la sociedad a la hora de formar un hogar». Desde el punto de vista del experto, las personas que «optan por vivir solas han dejado de representar en exclusiva el envejecimiento de la población», lo que era habitual hasta hace relativamente poco tiempo.

 Con pareja pero vivir solos

Una de las nuevas tendencias en el patrón social es, por ejemplo, la que define que «cada vez hay más personas que tienen pareja, pero que siguen residiendo en solitario; es posible por un lado que no se sepa vivir en pareja y por otro que se haya aprendido a hacerlo».

En definitiva, Carlos Hidalgo considera que vivir solo responde sobre todo a «momentos biográficos, desde el desengaño con la pareja unido a la independencia económica, a la búsqueda de identidad que algunos asocian con la elección de escoger voluntariamente vivir solos como modus vivendi».

Por su parte, el delegado de la Unión de Consumidores de España (UCE) en Castellón, Juan Carlos Insa, coincide en que los cambios sociales están en el eje de la tendencia, así como explica que las separaciones y divorcios, que han repuntado después de la caída en las tramitaciones en el 2020 por la pandemia; junto al fallecimiento de uno de los cónyuges, influyen también en el aumento de los hogares unipersonales. Insa estima que es un nuevo patrón «que va a ir a más porque la sociedad se está volviendo cada vez más individualista».

El perfil

A falta de datos territorializados, el perfil general de quienes viven solos está protagonizado por las mujeres, especialmente a partir de los 65 años. En este punto, destaca que Los hogares unipersonales de mujeres más frecuentes estaban formados por viudas (46%), y los de hombres por solteros (57,8% del total).

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