Condenado por acoso, coacciones, dos allanamientos de morada, maltrato y daños. Son los delitos por los que ha sido sentenciado un vecino de Benicàssim que, sin embargo, no entrará en prisión. Y es que la Audiencia Provincial ha condenado al maltratador a un año y medio de prisión, tres meses de trabajos en beneficio de la comunidad y al pago de 4.000 euros entre multa e indemnización, según la sentencia a la que ha tenido acceso este diario.
El procesado fue declarado culpable por unanimidad por un jurado popular. Como ya publicara Mediterráneo, reconoció durante el juicio contra él todos los hechos que se le imputaban, por lo que tanto la Fiscalía como la acusación particular renunciaron a buena parte de los testigos.
El agresor y la víctima habían mantenido desde el 2018 una relación tormentosa con distintas rupturas, como consecuencia de la intención manifestada por ella en distintas ocasiones de querer poner fin a la misma, como declara probado la sentencia.
¿Cómo fueron los hechos?
Él, con el propósito de coartar los deseos de la víctima, acudía a su lugar de trabajo o a su domicilio, le realizaba vigilancias y le solía remitir mensajes insultantes y vejatorios a través de la aplicación WhatsApp. Entre los insultos que le refería a la mujer estaban los de «guarra», «cerda», «hija de puta», así como expresiones tales como «no vales para nada».
La mujer le pidió al varón que se fuera de casa y que le devolviera las llaves, pero como no se fiaba de él, cambió la cerradura. Sin embargo, el maltratador entró en dos ocasiones. En una de ellas la mujer se despertó, sobresaltada, y le pidió que se marchara. El hombre se negó y la empujó, haciéndola caer al suelo para luego colocarse sobre ella, insistiéndole en que tenían que hablar.
En otra ocasión, el ya condenado abordó a su expareja por la calle, le pidió entrar en el domicilio, a lo que ella se negó. Entonces, este comenzó a dar golpes en la puerta de acceso, causando daños en la misma; y también rompió las macetas que la mujer tenía en la entrada.
El tribunal de la Audiencia ha impuesto al acusado el pago de las costas procesales causadas, incluidas las de la acusación particular.
La mujer relató en el juicio el calvario sufrido: «Me vigilaba, venía a mi trabajo y me esperaba en mi casa. Yo no dormía, vivía en una situación de acoso y miedo constante». Sin embargo, el fiscal delegado de violencia de género decidió rebajar a un año de prisión la petición para el procesado.
Los miembros del tribunal tuvieron clara su decisión en apenas tres horas y declararon culpable por unanimidad al autor confeso de los hechos. Cabe aún recurso ante el TSJCV.