Generós Ortet, Laura Mezquita, y Manuel Ignacio Ibáñez, del grupo IDAP (Personalidad y Psicopatología) de la UJI, explican que la pandemia ha generado elevados niveles de estrés y malestar en una parte importante de la población, lo que ha derivado en un incremento significativo de problemas psicológicos, especialmente depresión.

Factores de riesgo

Explican que la pandemia ha constituido una importante fuente de generación de situaciones estresantes y traumáticas, lo que en gran medida explicaría el incremento de los síntomas depresivos que muchas personas han experimentado. No obstante, este tipo de situaciones no afectan a todas las personas por igual. Así, señalan, las personas que han experimentado sucesos vitales estresantes o traumáticos derivados del covid 19, y que además presentaban factores psicológicos y sociales de riesgo, como personas con menor nivel socioeconómico, con menores recursos psicológicos o psicosociales para afrontar estas situaciones, o con características de personalidad de vulnerabilidad a los trastornos del estado de ánimo, es más probable que pudieran desarrollar algún tipo de trastorno depresivo. Por tanto, señalan, "no se trataría tanto de que exista un perfil depresógeno concreto, sino de la acumulación e interacción de múltiples factores de riesgo, tanto individuales como sociales, que conferirían una mayor vulnerabilidad a desarrollar trastornos depresivos.

Causas de la depresión

Señalaron que en el origen de la depresión influyen tanto factores genéticos como del ambiente. Parte de la vulnerabilidad genética es debida a características básicas de personalidad que tienen un importante arraigo biológico, como la dimensión básica de inestabilidad emocional o emotividad, también denominada en términos más técnicos, Neuroticismo. Esta dimensión de personalidad facilita el desarrollo de ciertos estilos cognitivos (por ejemplo la rumiación) o estrategias de afrontamiento o regulación emocional inadecuadas, que a su vez interactúan de forma compleja con variables psicosociales de riesgo como las experiencias traumáticos, los sucesos vitales estresantes, o la falta de apoyo social, para dar lugar a síntomas y trastornos depresivos.

Primera causa de discapacidad

Los profesores de la UJI señalan que la depresión es, junto con los trastornos de ansiedad y el trastorno por consumo de alcohol, uno de los trastornos mentales más comunes, y es la primera causa de discapacidad a nivel mundial.

Prevalencia

Antes de la pandemia, la prevalencia estimada de la depresión a nivel mundial se situaba entre el 2 y el 6% de la poblaciónDurante la pandemia, los estudios realizados han mostrado un notable incremento de problemas asociados con la depresión, estimando prevalencias de entre un 7% a un 48% en función de los estudios, situándose la media en torno a un 25%. Estas cifras, no obstante, deben tomarse con cierta precaución, ya que normalmente estos porcentajes no se han extraído a partir de muestras representativas de la población, y los problemas depresivos no se han evaluado mediante entrevistas diagnósticas basadas en los sistemas de clasificación al uso para el diagnóstico de los trastornos depresivos (Manual Diagnóstico y Estadístico DSM-5, de la Asociación Psiquiátrica Americana; o Clasificación Internacional de las Enfermedades CIE-10, de la Organización Mundial de la Salud).

Sintomatología

Los trastornos depresivos hacen referencia a una serie cuadros psicopatológicos que pueden diferir en su duración y gravedad, y que tienen denominaciones y criterios diagnósticos ligeramente diferentes en función de los sistemas de clasificación empleados (DSM, de la Asociación Psiquiátrica Americana; y CIE-10, de la Organización Mundial de la Salud). Independientemente de los sistemas de clasificación utilizados, los trastornos depresivos incluyen síntomas como la tristeza, pérdida de interés o placer, fatiga o falta de energía, alteraciones del sueño y/o el apetito, sentimientos de inferioridad, inutilidad o culpabilidad inapropiados o excesivos, o pensamientos de muerte e incluso ideación suicida. Para el diagnóstico de un tipo específico de trastorno depresivo, un número concreto de estos (y algunos otros) síntomas tienen que estar presentes durante un tiempo determinado

 

Gravedad y duración

Muchos de estos síntomas pueden también estar presentes en cierto grado en algunas personas de forma habitual, y en muchas de forma puntual, pero para alcanzar un diagnóstico de un tipo específico de trastorno depresivo estos síntomas tienen que mostrar una gravedad y duración determinada (por ejemplo, 2 semanas para el trastorno de depresión mayor; o 2 años para el trastorno depresivo persistente).

Qué hacer si se padece

Son los profesionales de la psicología clínica y psiquiatría los que están capacitados para identificarlos y valorarlos adecuadamente. Estos profesionales están también capacitados para administrar tratamientos que han demostrado ser eficaces, como la terapia cognitivo conductual o la activación conductual, en ocasiones combinados con tratamiento farmacológico. Por ello, y en caso de sospecha de depresión de algún conocido, el mejor consejo que se podría dar es que se anime a la persona a que acuda a un profesional cualificado, como un psicólogo clínico, un psicólogo general sanitario, o un psiquiatra. Este apoyo y aliento para que acuda a un profesional es muy importante, porque en muchas ocasiones la falta de energía y motivación hace que a las personas con cuadros depresivos les cueste buscar la ayuda necesaria.