Un total de 49.496 niños y niñas de la Comunitat Valenciana, 5.773 de ellos en Castellón, ya han recibido la primera dosis pediátrica de Pfizer, desde que el pasado miércoles comenzara la campaña de inmunización escolar que se retoma hoy y cuya primera fase acabará el miércoles. En concreto, se está vacunando a los niños de 11, 10 y 9 años, ya que a la franja de 8 a 5 años se les administrará la dosis en una segunda fase a principios de enero, tras Navidad, cuando llegue una nueva remesa de viales a la Comunitat.
En esta primera etapa, la población diana a inocular ronda los 19.000 escolares castellonenses, según cifras del censo del Instituto Nacional de Estadística (INE). En total, incluyendo a todos los menores entre 11 y 5 años para los que está autorizado el fármaco de Pfizer el colectivo a inmunizar suma unos 42.000 niños.
A pesar de las críticas y quejas suscitadas por la premura en la decisión de inyectar las dosis en los centros educativos, la campaña se está desarrollando con normalidad. Sanitat calcula que entre un 60 y un 80% de los padres sí ha autorizado la puesta de la vacuna a sus hijos. Pese a permitir el acompañamiento puntual, son muchas las familias que han optado por no acudir a las escuelas para evitar aglomeraciones.
Hay que recordar que las autoridades sanitarias recomiendan la vacunación de los niños, aunque la afección que el virus tiene en ellos es menor, para intentar frenar la cadena de transmisión cara a proteger a aquellas personas más vulnerables. Además, los estudios constatan que la vacuna es efectiva y segura.
Más contagios
Los contagios en esta sexta ola se está cebando, especialmente, en los menores de 12 años no vacunados, a pesar de que solo un 1% requiere de hospitalización. Según los últimos datos del Ministerio de Sanidad, la incidencia acumulada en los últimos 14 días en este colectivo está disparada en 878,03 casos por cada 100.000 habitantes en la Comunitat, lo que supone más de 300 puntos por encima de la media autonómica.
La mayor propagación del virus está teniendo una gran afectación en los centros educativos que se traduce en el confinamiento de aulas. Este hecho provoca verdaderos problemas de conciliación a las familias, ya que los padres no están exentos de acudir a sus puestos de trabajo, a pesar de que su hijo esté confinado por ser contacto estrecho de un positivo.
