Efrén Forcada pasa tres horas diarias encima del tren. Desde hace quince años, este profesor de Formación Profesional (FP) recorre de lunes a viernes el trayecto que va desde Almassora, su localidad natal, hasta la estación de València Nord y viceversa, y le hacen falta muy pocas palabras para resumir cómo es el servicio de Cercanías. «Las cancelaciones están a la orden del día, como también los retrasos. Si no se toman medidas pronto, al final se cargarán el servicio», lamenta este usuario.

Cuando Efrén empezó a utilizar los trenes de Cercanías, viajar de Almassora a la capital del Turia costaba unos 55 minutos mientras que ahora, para hacer el mismo trayecto, se emplea una hora y 20 minutos. «Las dichosas obras del AVE han derivado en viajes más lentos y, como faltan maquinistas, te cancelan trenes de un momento para otro», describe. Y lo peor fue el pasado jueves, dos días después del incendio provocado en el enclavamiento durante el robo de cable en la estación de Massalfassar. «Llegué a la estación de València a las 20.00 horas y habían cancelado el tren de las 20.20. Anunciaron el próximo para las 21.20 y al final llegué a mi casa a las 23.55 horas. A esto no hay derecho», se queja.

De mal en peor

Mila Espinós, usuaria desde hace cinco años de la línea C-6, que une Castelló con València, tilda de «infierno» el servicio de Cercanías. «Cuando no es por el cobre es por la cobra. Esto es una vergüenza. El servicio nunca ha sido bueno, pero es que en los últimos meses se lleva la palma», describe indignada porque en el tren que salió ayer de Castelló a las 15.15 horas no cabía ni un alfiler. «Tanto llamamiento a que guardemos las distancias por el covid, lo que me parece muy bien, y resulta que en el tren vamos como sardinas. Se lo dije al revisor y encima me contestó mal», cuenta esta valenciana que trabaja en Castelló y que denuncia que la semana pasada tardó más de hora y media en llegar a Cabanyal, su estación de destino.

La web Trencancelado.com, impulsada por Compromís, le pone cifras al calvario del que hablan Efrén y Mila. Solo el año pasado se cancelaron 7.593 trenes de Cercanías en la Comunitat y 11.384 llegaron con retraso. «La línea C-6 está saturada de pasajeros, faltan frecuencias y uno de cada 20 trenes circula con retraso», explica el senador nacionalista Carles Mulet, quien también habla de «casos absoluto» y ve urgente que las competencias del servicio pasen a manos de la Generalitat.

El servicio va de mal en peor y eso explica porqué, según datos de la Associació Valenciana pel Transport Públic, la línea València-Castelló haya perdido un 36% de sus viajeros en los últimos trece años. «No es que se pierdan viajeros es que les echan. El servicio es tan deficiente que a muchos no les queda otra que buscarle la vida con otro medio de transporte», coinciden todos los testimonios. 

Si la conexión con el sur es un desastre, con el norte de la provincia es todavía peor. «El servicio es decimonónico, lamentable, insuficiente... ¿continúo?», pregunta Alejandro Sogues, portavoz de la plataforma Trens Dignes al Maestrat . «Tras el robo de cobre, Renfe ha anunciado autobuses, pero solo llegan a Castelló. Parece que los vecinos de Vinaròs o Benicarló son de segunda», denuncia.

Pese a que el exministro Ábalos anunció 16 trenes diarios entre València y Vinaròs, en la actualidad solo hay 12 «y con horarios que no se ajustan a la demanda de los usuarios», argumenta.