El reloj de la Puerta del Sol de Castelló volverá a dar las campanadas un 31 de diciembre más, pero esta vez recuperará su tradicional público, pues hace justo un año el toque de queda dejó sin compañía a un acto tan tradicional avalado por la saga familiar de la que es heredero el relojero Juan Manuel Queral.
Remodelación y puesta a punto
Otra singularidad acompaña a la fiesta de despedida este año y es que las obras de restauración de la cúpula donde se asienta el reloj han tenido su protagonismo. El andamio exterior se ha retirado aunque los trabajos continúan en el interior estos días. La maquinaria antigua está tapada con maderas y la centralita electrónica con el amplificador, cubierta de plásticos.
Pero nada ha sido obstáculo para que Queral sea fiel a la tradición y haya acudido puntual a los ensayos en los días previos, a las 12.00 y a las 24.00 horas en punto, para comprobar que todo funciona a la perfección y que nada fallará en la bienvenida al 2022.
Un servicio desinteresado
Casi medio siglo llevan entre él y su padre prestando este servicio desinteresado a Castelló. A lo largo del año las campanadas suenan a cada hora en punto, pero solamente hasta las diez de la noche, para no molestar el descanso de los vecinos. Pero en estas fiestas navideñas se incorporan las canciones y la música ambiental y se estira, para los ensayos. Otra costumbre es que en la noche del 30 de diciembre él y sus más allegados acuden a las 23.45 h. y se sitúan en las ventanas del casino, mirando el reloj, a tomarse las preuvas y supervisar todo una vez más.
Los custodios de los relojes
A los toques sucederán como siempre los villancicos --como el de Campana sobre campana-- y más: una nota alegre en otro año de pandemia. Además de la Puerta del Sol, Queral supervisa los mecanismos de los relojes del Fadrí y Lidón; y en el Grau, la tenencia de alcaldía y el colegio Elcano, otro punto de encuentro. Todos sonarán a las doce.