Sus Majestades de Oriente traerán frío y heladas a Castellón y es que para la noche del Roscón de Reyes se espera una bajada sustancial de las temperaturas en toda la provincia. Según las previsiones de la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet), en la capital de la Plana el descenso de las mínimas será de unos cinco grados y se llegará a los 2ºC a partir del jueves.

En el caso del interior, el descenso del mercurio será todavía más acusado, con temperaturas bajo cero en puntos como Vilafranca (-5), Morella (-1), Sorita (-2), Barracas o el Toro (-3). 

Este cambio meteorológico llega después de que el pasado mes de diciembre fuera 2,1 grados más cálido de lo normal en la Comunitat Valenciana, lo que lo convierte en «extremadamente cálido» y en el segundo con una mayor temperatura media desde 1950, tras el diciembre del 2015.

En Vilafranca (Castellón) se notificó el día 31 una máxima de 23,5 grados, que es la más alta en este observatorio en un mes de diciembre, enero o febrero desde que hay registros.

Según los registros de la Aemet, también fue un mes muy seco, con una precipitación acumulada un 91% inferior al promedio climático de referencia.

El fenómeno

En las últimas jornadas se están registrando temperaturas significativamente más altas en el interior que en la costa, con diferencias superiores a 10 grados. «Lo que está ocurriendo es que por el litoral está penetrando aire marítimo húmedo y fresco, mientras que al interior ese aire mediterráneo no llega y esas zonas están sumergidas en la extraordinariamente cálida masa de aire subtropical que está dejando temperaturas récord», detallan los expertos.

Muchos registros máximos del día de Año Nuevo no superaron el récord histórico porque en los últimos días de enero de 2021 se registró un extraordinario episodio cálido que «pulverizó» efemérides en el interior y el litoral.

Ayer la niebla matinal, que ya marcó la mañana del domingo en Castellón y no despejó el cielo de la capital hasta mediodía, obligó a desviar dos vuelos que tenían como destino Valencia y tuvieron que aterrizar en Barcelona por la falta de visibilidad, según informó ayer Aena. Uno de ellos opera con Bristol y otro con París.