La sustitución del gas natural por el hidrógeno verde para la fabricación de los productos del clúster cerámico de Castellón supone una doble oportunidad, aunque la tecnología para hacerlo posible todavía tiene un largo camino que recorrer. Por un lado, dará respuesta a las obligaciones de la Unión Europea de reducir las emisiones de CO2, y por el otro crearía una soberanía energética, de modo que el sector ya no sería víctima colateral de episodios recientes como las malas relaciones diplomáticas entre Marruecos y Argelia, o las tensiones de Rusia con Europa.

Por otro lado, la historia de esta industria ha estado ligada a la eficiencia y una menor presión para el medio ambiente. 

Menos emisiones

El presidente de Ascer, Vicente Nomdedeu, lo mencionó al recordar que el cambio del fuel por el gas natural «supuso la reducción del 60% de emisiones de CO2 desde la década de los 80». En los últimos años se ha seguido con las mejoras, para incrementar la calidad de los productos con el menor consumo posible, pero el margen ya es muy estrecho y no permite cumplir con los mandatos de la UE, que en el 2030 obliga a reducir el 55% de las emisiones del 1990, mientras que en el 2050 habrá que llegar a una situación de neutralidad climática.

Mientras tanto no hay una alternativa posible al gas, por lo que tanto el sector azulejero español como el italiano acudirán el día 25 a Bruselas para plantear una flexibilización de las obligaciones del continente. De lo contrario las empresas podrían correr el riesgo de desaparecer, o de sufrir una deslocalización hacia países menos estrictos.

Un hub en Castellón

Por otro lado, bp lleva más de medio siglo de vinculación con la provincia. Su función principal sigue siendo la refinería de combustibles, pero las instalaciones forman parte del proceso de cambios en los que trabaja la multinacional de origen británico. Por ello, antes del 2050 el complejo del Serrallo debe ser un clean energy hub, un lugar capaz de producir energía limpia y suministrarla a industrias de la zona como la cerámica. 

Los pasos a seguir

La multinacional bp ya cuenta con experiencia en la investigación sobre el hidrógeno verde. De hecho, dentro de dos años quieren tener en marcha su primer proyecto en Castellón, con un electrolizador de 60 megavatios y la expectativa de ampliar. Pero antes de tener madura la tecnología del hidrógeno verde, de modo que su uso ya sea competitivo para la fabricación de los productos del clúster cerámico de Castellón, se baraja una primera fase, consistente en la incorporación del biometano. Un gas sin emisiones de CO2, que puede salir de instalaciones como depuradoras o plantas de purines. Este biometano puede generarse en cualquier punto de España y usar la actual red nacional de gasoductos.

Antes de que esta nueva fuente de energía pueda ser de uso habitual en el clúster cerámico hay que resolver dudas, como la adaptación que deberán sufrir los hornos, quemadores y conducciones del sustituto del gas natural, así como hacerlo en una economía de escala que lo haga viable.