Al sector turístico de Castellón le esperan en los próximos años retos mayúsculos. Para adaptarse a ellos habrá que dar un salto cualitativo, un paso hacia adelante que pasa obligatoriamente por la profesionalización y la apuesta por un producto diferenciado y de calidad, donde ya no se compita en precio sino en valor añadido. Y a juicio del secretario autonómico de Turismo a la provincia ese futuro le favorece. «Castellón no puede salir a empatar ese partido llamado turismo», apuntó Francesc Colomer, durante el desayuno empresarial que ha organizado Mediterráneo en colaboración del BBVA. 

Ante más de un centenar de invitados y en un acto celebrado en el hotel Intur de Castelló, el máximo responsable en materia turística de la Generalitat Valenciana ha desgranado algunos de los desafíos a los que se enfrenta el sector. «Nos encontramos en un momento de cambio. Cambia la demanda, la oferta, los modelos de negocios, los patrones de consumo, la tecnología y, con esta, también cambiarán las personas o la condición humana», ha descrito al tiempo que ha avisado que el turismo no es un sector «para indolentes, ni especuladores, ni tampoco rentistas». 

Lejos de ahondar en lo grande que ha sido el golpe que ha asestado la pandemia a la actividad turística y lejos también de enumerar las medidas que han puesto las distintas administraciones para dar oxígeno a las empresas, Colomer ha optado por dibujar hacia dónde debe caminar la industria turística provincial. «Este es un gran momento para pasar de nivel , para cruzar ciertas fronteras físicas y también mentales. Ese el momento de dar un salto cualitativo», ha asegurado. Y acto seguido ha apostado por un modelo fuertemente profesionalizado. «Hay que abandonar el amateurismo, el mientras tanto decido lo que quiero hacer en la vida me decido al turismo», ha subrayado poniendo el énfasis en el enfoque. «Solo una mirada amplia,  subsanando carencias particulares , nos permitirá competir con ciertas garantías. Si vamos por libre lo tendremos complicado».

Un tema de estado

El secretario autonómico de Turisme ha defendido la necesidad de que toda la arquitectura institucional pública, incluyendo departamentos como la Confederación Hidrográfica del Júcar (CHJ) o la Dirección General de Costas asuman que el turismo es un tema de Estado. «Estas dos instituciones históricamente han sido esquivas, pero tenemos que hablar el mismo idioma».

Francesc Colomer se ha mostrado convencido que los retos son tan importantes que el turismo debe actuar como industria. «Tiene que ser un lobi. Necesitamos un liderazgo moderno, coral, repuntacional y hacer que las miradas de todos apunten más alto».

Tras explicar que el sector tiene un marco teórico conceptual, ha dicho que el primer reto es superar una narrativa económica que desprecia al sector. «Esta actividad es algo mucho más serio y complejo de lo que muchos nos hacen ver, y mucho cuidado con hablar de forma despectiva de turismo de masas».

Frente a las referencias despectivas al turismo de sol y playa, el secretario autonómico ha recordado que los destinos de Castellón acumulan un porfolio diversificado de experiencias ligadas a la cultura, naturaleza, gastronomía, patrimonio, festivales, salud o deporte. «No somos un resort cerrado, limitado, monotemático. Y eso es una gran fortaleza», con lo que según Colomer «casi nadie concilia dos almas como esta provincia llamada Castellón». Y en su defensa de la actividad turística ha aportado otro argumento más. «Este es un sector de sectores. Mucha gente vive del turismo y no lo sabe. Es una actividad transversal, con capacidad para dotarse de un perfil propio, basado en aquello que aporta valor y singularidad».

Gran proyección de futuro

El potencial del sector es enorme y, si no hay factores externos que lo limiten, el turismo es una de las actividades con más proyección de futuro. «La especialización es el futuro de Castellón y no tanto el precio», ha apuntado mientras insistió en que la oferta «tiene que ser un producto de calidad, un camino que, además, sabemos hacer».

Colomer ha dicho también posibles tendencias y perspectivas en Castellón a corto y medio plazo, unas tendencias que, según avisó, deben ir acompañadas de la ampliación de la temporada turística y que no se confirmarán sin un producto competitivo. Así, para el secretario autonómico, el principal mercado emisor seguirá siendo el nacional, pero ha insistido en la necesidad de explorar la demanda de comunidades como Cantabria, Asturias o Galicia, para lo que «sería interesante» contar con conexiones directas con Vigo, Santiago o Asturias. Del segmento internacional, ha defendido que al mercado del sur de Francia le queda potencial de crecimiento y ha abogado por incrementar la promoción en las principales regiones del sur del país, así como explorar la posibilidad de conexiones directas con las regiones del norte de Francia. Otros mercados europeos con potencial son Alemania, Irlanda, Países Bajos o Bélgica y también Polonia o República Checa.

Culto al cliente

El mundo está cambiando, el turismo también y Castellón debe ser capaz de aprovechar ese momento. «Nos favorece la tendencia en boga de las personas que buscan alejarse de un turismo de masas o de la estandarización, y que demandan destinos experienciales», ha señalado. Y ahí es donde entra en escena la hospitalidad. «El culto al cliente es fundamental. No fabricamos tornillos, cuidamos personas y si no lo vemos, hagamos azulejos y a mucha honra», ha apostillado mientras ha remarcado que el sector requiere de vocación y pasión. «Todo lo que esté ligado a la salud y el bienestar tendrá sentido».

Tras subrayar la oportunidad que supondrán los fondos europeos para el cambio de modelo, Colomer se ha referido a otro de los retos a los que se enfrenta el turismo: el capital humano. «Necesitamos mejorar en formación y captación de talento». Y para ello hay que superar la precariedad. «Las personas requieren horarios lógicos, conciliar… y eso será posible si logramos desestacionalizar». El secretario autonómico ha acabado defendiendo la necesidad de culminar el convenio laboral (el turismo en la provincia lleva 10 años sin acuerdo laboral), aunque también ha matizado que el problema es mucho más complejo. «No es tan sencillo como pagar más». 

"La tasa turística es un error grosero"

El desayuno empresarial ha concluido tras la conferencia del secretario autonómico de Turismo, Francesc Colomer, con preguntas de los asistentes sobre temas tan diversos como las previsiones para el turismo, el impacto de la regresión del litoral sur o los efectos en este ámbito del conflicto en Ucrania.

Una de las cuestiones que ha salido a relucir es la tasa turística pactada por los socios de gobierno del Consell a introducir en un futuro. Al respecto, Colomer ha reafirmado su posición contraria: «Nunca gravaría al turismo en la tierra de la hospitalidad», dijo, a la vez que ha explicado su postura «a favor de que el sector suba el precio, vinculado por ejemplo a la calidad, pero nunca por castigo», ya que considera que imponer este impuesto solo al alojamiento y no a otros agentes como el transporte «es un ejercicio reduccionista». «No puede ser más inoportuno el planteamiento en plena sexta ola y un momento de incertidumbre. Es un error grosero», ha sentenciado

Por otro lado, sobre las previsiones del sector, el secretario autonómico ha valorado, siempre condicionado a la evolución de la pandemia y según apuntan los informes, que el actual «será un año de transición hacia la plenitud para el 2023», si bien ha matizado que el presente ejercicio «no llevará a las cifras de récord del 2019, pero lo más importante pasa por la regularidad».

En esta línea, sobre la posible afección del conflicto de Ucrania, Colomer ha apostado que «la geopolítica afecta al mercado turístico» y, aunque para Castellón «no es un mercado muy propicio», es necesario «captar todas las oportunidades, ser ágiles y reorientar las estrategias».

En otro tercio, ha mostrado la preocupación colectiva por la regresión del litoral sur de la provincia y el «espacio complicado» que constituye la negociación con Costas. «Tenemos que ser lobby, para presionar y argumentar, pues nadie nos va a regalar nada. Yo solo puedo comprometer trabajo», ha señalado.

Por último, sobre la importancia de los festivales ha dicho que constituyen «un producto turístico de primera orden, que cierran el círculo pues convierten a jóvenes en prescriptores del destino y futuros turistas». «Son un producto que nos diferencia y hace únicos», valoró, evidenciando su confianza en «el modelo de turismo de festivales, sin caer en una inflación del fenómeno».  I. checa