Francisco García Bacete, catedrático de Psicología Evolutiva de la Universitat Jaume, intervino este miércoles en la comisión especial para el estudio del fracaso escolar. En ella apeló al compromiso de padres, profesores y orientadores en torno a la prevención / intervención frente al acoso escolar. "Es un error pensar que los adultos lo ven todo o creer que los niños vendrán cuando tengan problemas", apuntó. Por ello, apeló a "poner voz al silencio, que los niños se sientan seguros, que estén atentos, que se les va a escuchar".

Se refirió también a la idea de que en un aula todos son necesarios y que si alguien no cumple con su parte los avances son lentos y abundó en la idea de trabajar que nadie se va a quedar atrás, nadie se va a quedar solo. En ese sentido, habló de la colaboración necesaria de los observadores, apelando a reemplazar la figura de los observadores pasivos a observadores asertivos, recordando a aquellos que animan o simplemente se convierten en espectadores ante una situación de acoso. No obstante, matizó, que hay que evitar compadecer a la víctima; y apeló a empoderarla. "Un agresor no abusa de cualquiera. Elige a su víctima, porque sabe que con ese niño va a poder o porque se convence de que es vulnerable o porque lidera un grupo y no quiere ser excluido". Asimismo, apeló a comprender los motivos por los que se acosa (divertimento, poder e influencia...) para poder dar herramientas para trabajar.

Apuntó a la necesidad de un "currículo socioemocional y a aprender a ser ciudadanos digitales" a la necesidad de promover la comunicación entre familia y escuela (no solo a la relación el día en que hay reunión con el tutor), a proporcionar formación al profesorado y a potenciar la investigación.

En su introducción señaló que es urgente actuar y de forma colaborativa, con acciones preventivas y educativas, creando escenarios de convivencia y aprendizaje y apelando a los planes de convivencia y derechos y deberes del alumno, defendió la cultura de la tolerancia cero de que las agresiones y abusos son ilegales e ilegítimas. No obstante, reconoció que es un problema grave y complejo, que conlleva consecuencias, como el suicidio o la delincuencia.