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EL TESTIMONIO DE UNA pareja DE CASTELLÓN, sin empleo y CON HIJOS

Hogares en Castellón en paro y sin ingresos: "Resistimos como podemos"

Compran carne de oferta o se tapan en casa con mantas. Solo cobran la renta mínima vital y algo por limpiar casas en B: «Dos niños no se alimentan solos»

Los hogares de Castellón con todos sus miembros en paro todavía son más de 10.000.

María (nombre ficticio) vive en Castellón con su pareja y dos hijos de corta edad. No pasan su mejor momento. Veinteañeros rozando los treinta sufren la falta de empleo que acucia a tantos hogares de la provincia donde todos sus integrantes activos están en paro. Pero se suman problemas de salud y un contexto complicado: por la pandemia y por la escalada de gastos inevitables como la luz y la cesta de la compra, tocada por la inflación. Un quebradero de cabeza para muchas familias.

Pero en su caso los únicos ingresos que entran en casa proceden de ayudas públicas (el ingreso mínimo vital), de entidades solidarias como el Banco de Alimentos y de un resquicio, un complemento, por trabajo en B. «Limpio casas a seis euros la hora, cuando se suelen pagar a 10», cuenta esta madre, sin otra alternativa hoy por hoy para atender las necesidades, sobre todo, de los menores, pues «dos niños no se alimentan solos». Hacen malabarismos para llegar a fin de mes. No son los únicos pero sí lo tienen más difícil. Un empleo lo cambiaría todo. «Ojalá me llamen. Tengo experiencia y estoy muy dispuesta a trabajar. En una empresa de limpieza, en una cafetería o una panadería, un sector en el que tengo experiencia,...», afirma la joven con determinación. 

Los gastos esenciales tienen cada vez un coste más alto

El ingreso más fuerte que entra mensualmente es la renta mínima vital. La cuantía es notable, 800 euros, pero para la vida del 2022 y con pequeños a cargo, se queda corta. Le resta 450 euros del alquiler, que reconoce, «es algo caro», el teléfono, las extraescolares y la luz, que con la calefacción, «eléctrica», es un agujero sin fin, dado los precios y en invierno. Es cuando se pasa más tiempo en casa y más en plena sexta ola del covid. «Si es por nosotros dos, en casa nos tapamos con mantas y ya está. Pero si están los niños sí ponemos el radiador para que no pasen frío. Y por precaución para evitar contagios de Omicron y que afecte a familiares de más edad, más vulnerables, se ha dado la circunstancia de que pasen más tiempo en la vivienda», cuenta. Al problema de salud de uno de sus hijos se suma la incapacitación médica de su compañero, «es del 38% y no le alcanza para recibir una ayuda económica por ello pero es temporal». Pese a no poder trabajar todavía, el joven se está formando con un curso subvencionado para poder encontrar una ocupación en cuanto mejore.

¿Ahorrar en la luz? Ni cambiando de compañía...

¿Cómo se llevan las cuentas de la casa sin apenas ingresos? «Hay que resistir como se pueda», asevera contundente. «Con la luz nos cambiamos hace poco de compañía para intentar ahorrar. Pero nos dijeron que pagaríamos menos y de 50 euros al mes que nos prometieron nos ha venido una factura de 170 que aún tenemos que pagar», explica. «Tenemos radiador eléctrico y recientemente hemos pasado varias semanas con los niños en casa --por precaución ante la escalada del covid-19--y quieras o no se nota muchísimo. Si estás tú sola te da igual, te pones una manta y te abrigas, pero con ellos es distinto», cuenta.

Buscando las ofertas: "Si me ahorro dos euros, esos dos los tengo para otra cosa"

Otro hándicap es que todo es siempre más caro. «El gasto de un año a otro se nota muchísimo. Nos independizamos y pagarlo todo cuesta cada vez más», señala. Cuando acude al súper se lleva consigo las tarjetas del Banco de Alimentos, desde hace un año: «Me están haciendo un gran favor, porque si no, no me llega. Les conocí por Facebook y pregunté a unos amigos. Acudo una vez al mes a por la tarjeta y luego presento los tíquets. Voy más desahogada. Con su apoyo mis hijos tienen su carne, pescado, verduras,...».

Busca las ofertas, de carne y de todo tipo. «Si veo un pollo a punto de caducar más barato lo compro y lo congelo y ya está. Porque uno, de forma habitual, ya cuesta casi 6 euros. Ha subido mucho. Y si me ahorro dos euros, pues esos dos euros los tengo para otra cosa», valora sobre su día a días. Aunque tiene poco tiempo para estudiar, intenta sacarlo para conseguir el Graduado y cumplir su ilusión: formarse en Diseño de Moda: «Lo tengo muy claro». 

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