La industria cerámica de Castellón cuenta con reservas de arcilla blanca de Ucrania para fabricar sus productos de pasta blanca durante varios meses, por lo que en estos momentos no hay problemas para la producción. A pesar del acopio hecho durante las semanas previas a la guerra, empresarios del sector afirman que hay una inquietud a medio plazo. «Se ha traído todo el material disponible para resistir el máximo de tiempo posible, pero no habrá nuevos envíos hasta dentro de un año como muy pronto», explica uno de los azulejeros consultados tras los bombardeos aplicados por Rusia en infraestructuras ucranianas.
«Aunque la guerra acabe en breve, cosa que en estos momentos nadie puede predecir, habría que dedicar mucho tiempo a reconstruir los puertos que permitan el tráfico marítimo. Esto, en el caso de que Rusia fracase, que es lo que todos esperamos», añade.
Los principales yacimientos de arcilla blanca de Ucrania proceden de la zona del Dombás, que Rusia considera suya, y uno de los primeros lugares que entró en conflicto. «Si estas minas se quedan en poder ruso, no sería posible traer material, debido a las sanciones económicas contra Putin», expone esta fuente.
Alternativas
El temor a un desabastecimiento sigue latente y existen alternativas de suministro, aunque con diferentes reservas. La Cámara de Comercio de Valencia elaboró un informe en el que baraja las opciones de países del Este, como la República Checa, Bulgaria y Rumania, algo favorable «por precio y proximidad». Estados Unidos y el Reino Unido disponen de grandes cantidades, aunque su precio sería muy superior, mientras que India, Turquía o China estarían en el abanico de posibilidades, aunque lastradas por los costes de los fletes marítimos.
La Comunitat también cuenta con recursos mineros, aunque la patronal extractiva Arival denuncia que los trámites de la administración autonómica son extremadamente lentos, por lo que reclamó «un marco regulatorio que aporte un soporte jurídico al sector, porque con la situación de Ucrania nos damos cuenta de que si no somos capaces de disponer de nuestras propias materias primas estaremos muertos».
El conseller de Ecomomía, Rafa Climent, afirmó ayer que se podría estudiar la utilización de minas que actualmente están en desuso, pero no se conocen novedades sobre la opción de acelerar los trámites en marcha, como una mina solicita por parte de Pamesa en la localidad valenciana de El Puig, con casi nueve años de espera para abrir.
En cambio, este grupo cerámico ya puede explotar una concesión minera aprobada en la provincia de Teruel, que aportará unas 600.000 toneladas anuales, y que ayudará en buena medida a reducir la dependencia de materias primas del extranjero.
