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ECONOMÍA

Una campaña amarga para los cítricos de Castellón

Los altos costes de producción, la entrada de fruta foránea y la caída de la demanda dejan los precios en cifras de miseria

La mayoría de las variedades citrícolas han cotizado esta temporada a precios muy por debajo de los costes de producción.

Para la citricultura de Castellón la clemenules viene a ser lo mismo que el oro. La reina de las mandarinas supone algo más del 70% de la producción de naranjas de la provincia y, pese a su sabor dulce y suave, este año todo lo que la ha rodeado ha sido más bien amargo. Una concatenación de factores ha provocado que la campaña, que en un principio no pintaba mal, se haya cerrado con unos precios que a duras penas permiten cubrir unos costes de producción que en los últimos meses se han disparado. Y si se analizan los resultados de otras variedades con tirón en Castellón, como las naranjas lane-late o valencia-late, la conclusión todavía es más desastrosa. «La temporada empezó mal y ha acabado peor», resume Carles Peris, secretario general de la Unió de Llauradors i Ramaders.

Pese a que la reducción del aforo de clemenules en casi un 40% y que los precios de las primeras operaciones en el campo no presagiaban una mala campaña, a medida que han pasado los meses las cosas han ido a peor. «Todo ha influido y todo ha sido para mal. La invasión de fruta de terceros países, la bajada del consumo de cítricos, la caída de las exportaciones y el aumento de los costes de producción están detrás de los resultados de una temporada que no ha tenido nada positivo», añade.

Lo comido por lo servido

El balance de la campaña es malo y los precios que están recibiendo los productores por la clemenules invitan al pesimismo. Tanto las cooperativas como el comercio privado están liquidando el kilo de la nulera a precios que oscilan entre 0,22 y 0,30 euros, unas cifras que no dan para cubrir los costes. «La mayoría de citricultores no van a ganar dinero, ya que aunque los precios percibidos por la clemenules son más altos que en otras campañas, la caída de la producción y el alza de los costes se comen toda la rentabilidad», describe el secretario general de la Unió.

Para los productores de clemenules está será la campaña de lo comido por lo servido y Cristóbal Aguado, presidente de la Asociación Valenciana de Agricultores (AVA-Asaja) habla de una temporada nefasta. «El sector está ultimando una campaña absolutamente desastrosa, puesto que mientras los costes de producción han subido más de un 30% debido al encarecimiento de la luz, los carburantes, abonos o fitosanitarios, los precios en origen se han desplomado a la mitad y en la mayoría de las variedades se han situado por debajo de costes», apunta. Y todo pese a que lo que pagan los consumidores se ha mantenido igual o incluso ha subido. «El Gobierno debe actuar de manera urgente porque es evidente que la ley de la cadena alimentaria se está incumpliendo y las importaciones foráneas, producidas en estándares fitosanitarios y ambientales más laxos, están desplazando nuestros cítricos en los mercados europeos», sentencia Aguado. 

El llaurador recibirá un máximo de 0,30 euros por un kilo de clemenules, pero si su finca es de naranjas el desastre es aún mayor: entre 0,09 y 0,14 euros, muy por debajo de los costes de producción que se sitúan en los 0,30 euros. «Todas las variedades han estado por debajo de coste, incluso las que se encuentran protegidas», asegura Víctor Viciedo, presidente de la Asociació de Llauradors Independents de Vila-real. 

La guerra en Ucrania

La situación ya no era buena para el sector de Castellón y la guerra en Ucrania no ha hecho sino empeorarlo todo. «A raíz del conflicto toda la naranja turca que antes entraba en Rusia, que es el principal consumidor mundial de cítricos, ahora se ha desviado a Europa, con lo que hay una sobreoferta en el mercado y en estos momentos hay naranjas que se van a quedar en el árbol. », explica Viciedo.

Al sector citrícola provincial se le acumulan los problemas y una de las soluciones se llama preferencia comunitaria. «Mientras compitamos en igualdad de condiciones con terceros países el problema seguirá. La única forma de resolver eso es con preferencia. Y si no la hay Europa acabará como un desierto, ya que todo nos vendrá de fuera», avisa el presidente de la asociación de Vila-real. 

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