El Instituto Valenciano para el Estudio de la Empresa Familiar (Ivefa) es una organización que representa a aquellas compañías en las que los accionistas no solo tienen vínculos de capital entre ellos, sino que también comparten genes. Una realidad que marca las características de gestión y que en ocasiones suele ser el origen de controversias. Francisco Vallejo, que conoce bien esta realidad, es el presidente de la entidad. Con una amplia trayectoria en la provincia de Valencia, ahora quiere extender su radio de acción al tejido económico de Castellón.
¿Cuáles son los objetivos que persigue Ivefa?
Es una institución independiente que cumple 25 años y lo que hace es aglutinar y ser la voz de la empresa familiar. En España y en la Comunitat Valenciana, más del 90% de empresas son familiares y todas tenemos una serie de desafíos, como la sucesión o la profesionalización de la gestión. Queremos ayudar a conocer las problemáticas y ayudar en los tránsitos generacionales familiares.
¿Cuántos integrantes tienen, y qué planes hay para expandirse por Castellón?
Somos 225 asociados, nacimos en Valencia, y la gran mayoría de inscritos son de allí, pero empezamos a tener empresas grandes de Castellón. Compartimos una misma realidad y unos mismos problemas, y tenemos la intención de que un 10% de nuestros asociados sean de esta provincia.
¿Qué diferencias hay entre una compañía que está gobernada por un fondo de inversión y una en la que la mayoría de las acciones pertenece a un mismo linaje?
Las empresas familiares están muy centradas en el sitio donde están, con vinculaciones personales entre sus empleados, pero lo más problemático es que el equipo directivo es parte de un mismo núcleo. Puede haber conflictos entre integrantes, de modo que además de la gestión ordinaria hay que atender a todos estos condicionantes de tipo personal.
También se dan las familias que son accionistas, y las que también asumen directamente la gestión.
Es un proceso muy común, porque nacen como un pequeño núcleo, un emprendedor que monta una empresa y su la familia está en la dirección y el trabajo. Luego se van haciendo grandes y se van convirtiendo en dirección familiar, con equipo profesional, y al hacerse muy grandes es habitual que acaben como una inversión familiar, con un consejo de administración y un equipo externo de gestión, porque la supervivencia depende de tener a un buen gestor. A veces esta figura estará dentro de la propia familia, pero a veces hay que traerlo de fuera.
Castellón tiene un gran predominio de la industria cerámica. Y en gran parte hay una familia como el origen. ¿Cómo ve esta evolución en la provincia?
La cerámica es lo más importante en el tejido productivo de Castellón, y ha ido ganando tamaño desde las empresas familiares. Grandes núcleos que han apoyado las empresas y haciéndolas más grandes y compitiendo a nivel mundial, como Pamesa y Porcelanosa, como referentes; o como Torrecid, que también es una empresa familiar. Bien posicionadas, bien potentes y de referencia.
¿Cuánto hay de cierto en el tópico que dice que una persona funda una empresa, su hijo la hace grande y su nieto la destruye?
La frase la cambio siempre que se menciona, porque la cuestión está en que el padre la funda, los hermanos las mantienen y los primos la hunden. Cuando una compañía de este tipo pasa de generaciones se diluye la capacidad de protagonismo del fundador, y el capital y la gestión suele generar conflictos. No es lo mismo que una persona concentre todas las decisiones, o que las que comparta entre varios hermanos a que incluso haya una decena de primos. Hay egos y problemas, y la dilución del capital entre los socios. Una asociación como Ivefa intenta, sabiendo que eso va a pasar, ver cómo evitar que la empresa pueda sobrevivir, con protocolo familiares, etc. El tópico existe, pero con unas especificaciones.
¿Cómo se afronta la guerra en Ucrania para estas compañías, cuando todavía se estaba saliendo de la crisis del coronavirus?
Desde el 2020 pasamos de un problema a otro. La situación de Ucrania será problemática para todo tipo de empresas. Se verán condicionadas por los costes de la energía, el suministro de materias primas, como en arcillas, madera y aluminio de Ucrania. Y también hay países de la zona que también se ven condicionados, como Hungría Polonia y países bálticos. Pero lo bueno de las empresas familiares es que somos muy resilientes, como tenemos un concepto de legado, esto lo hemos visto en la pandemia, que aguanta mucho más que las no familiares, y ante estas circunstancias, se crece.
Recientemente ha tenido lugar la aprobación de la reforma laboral, con un incremento en la contratación indefinida, y el salario mínimo. ¿Cómo afectan estas medidas a estas empresas?
Estamos dentro de la patronal autonómica CEV y la organización de empresarios CEOE y estamos alineados con ellos. Pensamos que la reforma laboral ha sido muy positiva que se haya hecho con consenso y acuerdos aceptados por patronal y sindicatos, pero en el caso del salario mínimo pensamos que hay muchas subidas en poco tiempo y creemos que había que esperar más, porque condiciona las tablas salariales de todas las empresas. Sobre todo en sectores como la agricultura, donde suben los costes pero no los precios de lo que venden, Todo esto les condiciona en una gran medida.
«La infrafinanciación de la Comunitat debe resolverse, pero no a costa de subir impuestos»
El empresariado de la Comunitat Valenciana insiste en rebajar la presión fiscal. ¿Será posible?
Consideramos que hay determinados impuestos que nos influyen mucho, a las empresas familiares, que son injustos, como patrimonio y sucesión, teniendo en cuenta que hay otras comunidades autónomas con otro trato,. Hay diferentes presiones fiscales a las empresas familiares en función del lugar en el que están, y queremos armonizar con las comunidades que tienen menos impuestos de patrimonio. Entendemos al Consell, y en las reuniones que hemos mantenido con el conseller de Hacienda, Vicent Soler, y con el propio president de la Generalitat, Ximo Puig, nos expresan el hecho de la infrafinanciación. Creemos que esta situación debe tener una solución, pero que no sea a costa de unos impuestos no adecuados.
