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DEMOGRAFÍA

El Castellón interior frena la caída de población pero sigue en alerta

Las ayudas públicas taponan la sangría aunque el padrón está todavía por debajo del último lustro

Dos niños juegan en la calle en Herbers. Javier Ortí

El problema está lejos de desaparecer, aunque hay unos primeros indicios de mejora. Los últimos indicadores sobre despoblación dan cuenta del impacto positivo de las medidas aplicadas en Castellón para tratar de revertir la disminución del censo en las localidades del interior en beneficio de la costa y las principales ciudades. Aún así, el camino será muy largo.

Uno de los criterios empleados por la Generalitat para determinar que una localidad corre el riesgo de desaparecer es cuando un municipio presenta un padrón por debajo de los 300 habitantes. Algo que ocurre en 54 municipios, el 40% de toda la provincia. La tendencia general es la de un repunte de la población en los dos últimos años, aunque si se mira más hacia atrás, la mayoría de localidades siguen en números inferiores a los de hace solo un lustro.

Entre los casos más exitosos está Argelita, que de 97 censados en el 2016 pasaron a 126 en el 2020 y 147 en el 2021. Su alcalde, Aitor Balfagón, destaca que son dos las claves, «que haya servicios, porque los mayores no se quedarán si en el pueblo no hay panadería o farmacia, y por otro lado que los jóvenes tengan un empleo y un colegio, como el que pudimos reabrir este curso». De hecho, destaca que en su localidad «podríamos aumentar aún más la población, pero no tenemos más viviendas que ofrecer» para mantener la consolidación de este cambio de tendencia. En su caso, se acogieron a los programas de contrataciones temporales de la Generalitat, «y luego miramos de incorporar a los beneficiarios a empresas privadas de la zona».

Primer día de curso en el reabierto colegio de Argelita, el pasado mes de septiembre. Mediterráneo

La Puebla de Arenoso también ha tenido una buena evolución. De 143 censados en el 2016 se pasó a 158 en el 2021. Su primer edil, Mateo Luna, añade que en estos momentos «ya vamos cerca de los 190». Para ello, «hay que incentivar que la gente se quede a vivir, y es imprescindible que haya vivienda y trabajo», aunque las ocupaciones «no sean de grandes salarios, pero sí que permitan lo justo para su subsistencia». También cree que ayuda la demografía, «con algunos nacimientos, que se suman a aquellos que han decidido venir aquí tras jubilarse».

Pueblos a la baja

En cambio, hay lugares donde no se han notado estas señales de mejora, como en Portell. Su alcalde, Álvaro Ferrer, comenta que hay mayores que optan por irse a vivir con sus hijos «porque aquí hay pocos servicios; si se quedan tienen el centro de salud más cercano en Forcall y el hospital en Vinaròs, mientras que si están en Castelló lo tienen más cerca». De los 200 empadronados en el 2016 se pasó a 188 en el 2020 y 181 en el pasado año. «Y eso que hay gente que vive de forma continua y trabaja tanto en el pueblo como en localidades cercanas», añade. Considera que revertir el despoblamiento «necesita de grandes pilares, como unas comunicaciones adecuadas, y pensar a largo plazo, porque es imposible que las medidas en marcha den un resultado inmediato».

También los hay que consideran que las iniciativas públicas no tienen todo el efecto beneficioso que pudiera esperarse. José Vicente Pérez, alcalde de Chóvar, cree que los planes de empleo «pueden quedarse solo para aquellos que vienen para buscarse la vida con subsidios, y habría que primar más a que los autóctonos no se vayan, lo que ayudaría a fijar población de manera más estable».

Castell de Cabres no es solo el municipio menos habitado de Castellón, sino de toda la Comunitat, con 22 personas. Cinco más que hace un lustro. Su alcaldesa, María José Tena, comenta que las medidas de la agencia contra la despoblación (Avant) «ayudan pero tenemos pocos recursos». Además, recuerdan que el éxodo «empezamos a sufrirlo hace más de 40 años», por lo que no se puede esperar una recuperación sólida hasta dentro de muchos años. 

Castellón, a la cola de indicadores de la Comunitat

La actualización de datos de despoblación del Institut Valencià d’Estadística muestran cómo los municipios de Castellón mantienen los peores indicadores. Es el caso de Herbers y Matet, que en los últimos 20 años han perdido el 48,54% y el 44,7% de habitantes, respectivamente. En cuanto al índice de envejecimiento (baremo entre la población de más de 64 años sobre menores de 16), Villanueva de Viver, Cirat y Vallibona encabezan la lista. Mientras, la Serratella y Montán lideran la dependencia, que calcula la gente en edad de trabajar respecto a aquellos menores de 16 y mayores de 64. 

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