Mateo Asensi Arnau representa la figura de Perot de Granyana, una circunstancia que supone "un orgullo", especialmente este año de celebración del centenario de su proclamación como patrona principal de la ciudad, por lo que jamás olvidará lo vivido ni la intensa experiencia de fe que está suponiendo para él.

La devoción por la Lledonera es una constante en su vida, un sentimiento heredado de sus ancestros y que ha transmitido también a sus descendientes. Es también una tradición que trasciende los aspectos culturales e históricos para centrarse en lo estrictamente espiritual.

¿Qué supone ostentar este cargo?

Representar la figura de Perot de Granyana es un regalo, un honor y una gran responsabilidad. Perot es un poderoso símbolo de fe, devoción, trabajo y amor a la tierra; la tierra sobre la que nació y creció la ciudad de Castellón, al amparo y bajo la protección de la Mare de Déu del Lledó. Ser su portador es un privilegio enorme y más en este año de celebración del centenario de su proclamación como patrona principal de la ciudad. Aceptar ser el Perot de la Mare de Déu del Lledó sólo tiene sentido desde la fe sincera, la devoción profunda y el amor incondicional a Jesús y a su amantísima madre. Jamás olvidaré lo vivido durante este año ni la intensa experiencia de fe que está suponiendo para mí.

¿Qué representa para usted la Virgen?

La Virgen es madre, reina y patrona, intercesora y protectora; garantía de redención, alegría y esperanza para un pueblo necesitado de su protección y amparo, que la ama sin límite y deposita en ella su confianza, una confianza secularmente correspondida, y especialmente percibida por las personas y los pueblos en los momentos de dificultad, desventura, infortunio o tribulación. María permanece siempre atenta a nuestra oración sincera y se erige en fortaleza frente a la debilidad y en fructífero consuelo cuando el desánimo se nos apodera.

¿Cómo nace su fervor por la Virgen?

Indudablemente de la fe heredada de mis padres, que nos educaron a mí y a mis hermanos en el amor a Dios y a la Iglesia, y nos transmitieron la importancia de encomendarnos en todos los órdenes de la vida al Sagrado Corazón de Jesús y al Dulce Corazón de María. La experiencia de Dios en familia me enseñó a valorar en su justa medida la oración y la importancia de la devoción como vía, también, para el fortalecimiento de la fe.

¿Alguno de sus familiares ha ostentado alguno de los cargos relacionados con la Virgen?

Sí, y nos sentimos muy horados por ello. Mi hijo Mateo fue clavario; mi mujer Rosvinda, camarera de la Virgen; y mi tío Félix y mis primos Félix y Jaime, Perots antes que yo.

La Virgen es madre, reina y patrona, intercesora y protectora, garantía de redención, alegría y esperanza para un pueblo necesitado de su protección y amparo, que la ama sin límite y deposita en ella su confianza

¿Cómo vive estas jornadas?

Con intensa emoción y profunda devoción. Ser el Perot de la Mare de Déu del Lledó es un orgullo, una experiencia inimaginable e inesperada, que va más allá de la tradición y trasciende los aspectos culturales e históricos para centrarse en lo estrictamente espiritual. Son días de alegría, oración, gratitud y alabanza a nuestra patrona, y de vivencias en el seno de la Iglesia que ayudan a encontrar verdadero sentido a lo que haces y a por qué lo haces. 

¿Qué actos aguarda con mayor ilusión o son más representativos para usted?

Es difícil elegir porque todo tiene su sentido y su porqué, pero es cierto que algunos de ellos los espero con especial ilusión. El pregonet, como cabalgata anunciadora que convoca al pueblo de Castellón a participar activamente en las fiestas en honor a su querida Mareta; la solemne misa pontifical, como acción de gracias y especial oportunidad para el encuentro con Cristo Glorioso y Resucitado en el Sacrificio Eucarístico; y, tanto por su significado como por la indescriptible emoción que supone, bajar abrazada y pegada al corazón la venerada imagen de nuestra excelsa patrona desde el camarín hasta el altar de la basílica, para mostrarla al pueblo devoto y colocarla en la peana procesional para ser aclamada, aplaudida, vitoreada por el pueblo de Castelló en la procesión general del día grande de las fiestas. 

¿Qué mensaje le lanzaría a los castellonenses?

Pido a mis conciudadanos que participen activa e intensamente en los actos de estos días, que dirijan la mirada hacia su interior y mantengan el corazón dispuesto, porque solo así, como Perot de Granyana, serán capaces de encontrar sin necesidad de buscar. Es innegable que vivimos en una sociedad profundamente secularizada, pero también que un pueblo alejado de su fe, de sus orígenes, está abocado a una frustración espiritual y existencial, que tarde o temprano redundará en falta de identidad verdadera y sentido vital. Invito a las gentes de Castelló a una profunda y sincera reflexión, a una valiente renovación espiritual y a redescubrir la fe desde la devoción a nuestra patrona; a recuperar sin miedos ni complejos las raíces de un pueblo que nació y creció entregado a la tierra, al mar, a la oración y a la penitencia. Un pueblo (porque esto es lo que festejamos) elegido por la mismísima Virgen para ser Mariano, para regalarse a él como patrona, para que desde la Santa Troballa no fuera capaz de entenderse a sí mismo sino bajo el amparo y la protección amorosa de la Mare de Déu del Lledó: patrona, madre y reina de Castellón.