Abrir un grifo es un gesto que se repite cientos de veces al día en cada hogar. Y es muy rara la vez en la que no sale agua. Para que este pequeño milagro ocurra hay una gran cantidad de procesos de canalización, potabilización y almacenamiento, que además tienen una continuidad en los desagües, hasta llegar a las plantas depuradoras. El ciclo integral del agua es uno de los principales servicios públicos para los ciudadanos y conlleva una serie de costes, que en ocasiones no son tan eficientes como deberían.

De todo ello se habló en el transcurso de la cuarta edición del Foro del Agua, organizado por Mediterráneo, que con el patrocinio de Facsa y la colaboración de la Universitat Politècnica de València y la Diputación de Castellón, puso encima de la mesa los retos que las administraciones públicas y las empresas privadas deben afrontar para lograr la excelencia en el servicio con el mínimo coste energético.

Tal y como expuso el director del periódico, José Luis Valencia, «a los retos del ciclo del agua se une la amenaza del cambio climático y el coste de la energía». Unas cuestiones a las que los expertos reunidos en el Auditori i Palau de Congressos de Castelló dieron respuesta, tanto en el ámbito de la distribución como el saneamiento, e incluso con la tecnología a aplicar para que las desaladoras cumplan plenamente con el propósito para el que se crearon.

«Elementos clave»

El diputado provincial del Ciclo Integral del Agua, Transición Energética, Energías Renovables y Residuos, Ignasi Garcia, detalló que el tema de este foro «entronca precisamente con el reto político y social al que se enfrenta la ciudadanía y las instituciones donde está representada, y que es básicamente el reto climático». Un proceso que deberá implicar «un cambio en la manera de vivir y consumir, y también implica más eficiencia. Un debate que resulta muy oportuno», puntualizó.

Destacó que de la Administración provincial «dependen 104 depuradoras» y que uno de los próximos hitos es «lograr que en 23 haya placas solares, gracias un proyecto de la Generalitat». Otra iniciativa es el plan de inversiones de tres millones de euros en los próximos dos años «para motivar a los ayuntamientos a impulsar medidas de eficiencia», añadió.

Planes

El diputado defendió que las administraciones públicas, «especialmente las más próximas a las personas, como los ayuntamientos, tienen que integrarse en planes estratégicos e ir de la mano», como en el Plan Director del Agua o el Plan de Transición Energética», que resultan más relevantes en el Castellón más despoblado y con menos recursos. El riesgo de disponer de menos agua para el consumo humano es, para Garcia, «uno de los principales peligros a los que nos condena el cambio climático, una cuestión que nos preocupa en una zona como la nuestra», afectada de periodos de sequía que van acompañados de fuertes aguaceros.