El Periódico Mediterráneo

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Sudáfrica amenaza con más presión al mercado citrícola de Castellón al subir su producción

Agricultores de Nules y Vila-real temen que, junto con Egipto, saturen Europa

Un momento de envasado de cítricos para su comercialización durante la pasada campaña en una cooperativa agrícola de Nules. MANOLO NEBOT ROCHERA

En un momento en el que, como publicó Mediterráneo, los agricultores de Castellón lanzan un SOS ante una escalada de costes que les lleva a trabajar a pérdidas, los problemas crecen para el cultivo estrella del territorio, los cítricos.

Desde las asociaciones de agricultores independientes de Vila-real y Nules, Adán Carrilero y José Montagut alertan de que las previsiones de incremento de la producción de naranjas de Sudáfrica, estimadas en un 4%, equivalente a 7 millones de cajas de 15 kilos, según la Asociación de Productores de Cítricos de Sudáfrica (CGA), contribuirá a saturar un mercado europeo drásticamente recortartado por el cierre de Ucrania y Rusia como compradores como consecuencia de la guerra.

Como ejemplo de los volúmenes de los se que habla, la previsión de exportación de la CGA es de 58,2 millones de cajas (15 kg) de la variedad valencia, un aumento de 3,2 millones de cajas respecto a las 55 millones enviadas la temporada pasada.

Tanto Carrilero como Montagut ponen el acento en que urge que se obligue al país africano a tratar en frío sus exportaciones de fruta cítrica, una medida que no acaba de llegar, para evitar la entrada de plagas en Europa, pero también para mitigar la actual situación de competencia desleal.

Producción que se solapa

Insisten también en que el problema «no es solo Sudáfrica, sino también Egipto, que entra con fuerza con variedades que se solapan» con las españolas y, por tanto, con las castellonenses.

La protesta de estas organizaciones se dirige contra todas las administraciones públicas, desde la autonómica hasta la europea e incluso mundial pasando por la española, al asegurar que «no se enteran» de cuál es la situación real de la citricultura, que estiman condenada a desaparecer si no se toman medidas.

El principal problema sacude al pequeño agricultor, que no cuenta con armas suficientes para defender su posición, ni tiene capacidad para sortear los peores momentos.

De hecho, el temor generalizado es que en la próxima campaña, con mercados mermados y una competencia brutal de países terceros, que inundarán Europa con su creciente producción, el riesgo de abandono en el campo castellonense se acentúa.

Mala campaña y costes disparados

La campaña citrícola ha sido hasta ahora en Castellón, «desastrosa», según coinciden Adán Carrilero y José Montagut, desde las asociaciones de agricultores independientes de Nules y Vila-real. Precios bajos para la clemenules, que es la variedad reina en la provincia, pero también costes al alza ya desde el inicio de la temporada, que ahora se disparan, en un contexto en el que el ataque bélico de Rusia a Ucrania ha cerrado mercados naturales para la producción castellonense. Más allá de esta variedad y en este momentos en que se trabaja con variedades tardías como Orri o nadorcott, Carrilero explica que «las grandes superficies han cambiado ya a fruta de verano y los precios de las tardías se han desplomado, ya que se paga, por ejemplo, la orri a 50 céntimos el kilo, cuando el año pasado era un euro».

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