JUICIO EN LA AUDIENCIA PROVINCIAL

La joven asegura que el acusado la golpeó y le obligó a mantener relaciones sexuales en Castelló

El acusado, que niega los hechos, se enfrenta a una condena de más de 20 años por los delitos de amenazas, lesiones, maltrato, agresión sexual y coacciones

Juicio por presunto agresión sexual, maltrato, lesiones, coacciones y amenazas celebrado este jueves en Sección Segunda de la Audiencia Provincial de Castellón

Juicio por presunto agresión sexual, maltrato, lesiones, coacciones y amenazas celebrado este jueves en Sección Segunda de la Audiencia Provincial de Castellón / ANDREU ESTEBAN

Carmen Tomás

Carmen Tomás

Castellón

El caso por el que se juzgó este jueves en la Audiencia Provincial de Castellón a un varón de nacionalidad nigeriana por los delitos de maltrato, agresión sexual, lesiones, amenazas,, y coacciones quedó visto para sentencia. El fiscal pidió una condena superior a los 20 años de prisión mientras que la defensa solicitó la absolución de su defendido.

Agresión sexual

En su testifical la presunta víctima relató que el procesado, en fecha no especificada, la obligó a entrar en los baños del garaje comunitario del edificio en el que ella vivía con sus padres y que la empezó a golpear y que la obligó a mantener relaciones sexuales, vaginales y también orales, forzadas y sin consentimiento. "Me amenazó, me grabó, me obligó a mantener relaciones y dijo que le pasaría a mi padre las fotos y vídeos", aseguró.

Celos y posesividad

La joven señaló que mantenían una relación de cuatro años, desde 2016, desde los 16 hasta los 20 años, y afeó al varón sus celos, su posesividad y su control. A preguntas de las partes fue abordando distintas situaciones, entre ellas, los hechos del 23 de septiembre del 2018, en que la pareja salió de fiesta con unos amigos y donde, según su relato, ella estaba hablando por el móvil, él se lo cogió, le pegó una patada y en la caída le dislocó el hombro. Posteriormente, él llamó a su amigo y la llevaron al hospital.

Luxación de hombro

Sin embargo, no ha quedado claro el lugar donde ocurrieron los hechos, pues el acusado negó completamente este extremo. De hecho, dos testigos amigos del procesado aseguraron que los hechos ocurrieron en el exterior de una discoteca situada en las inmediaciones de Pinturas Galindo. Ambos señalaron que se había producido una pelea en la calle y que el personal de seguridad empujó a la gente y que la joven cayó al suelo entonces, si bien no vieron cómo se produjo exactamente. "Se le veía preocupado por ella", señaló uno de los testimonios. La joven por su parte, había dicho que ella se había quedado todo el rato en una plaza cerca del skate.

Ese día, en la sala de espera del hospital él, según la versión de ella, le dijo que "esta vez ha sido el brazo, otro día será la pierna y algún día un tiro en la cabeza".

Problema psicológico

Por el contrario, el acusado negó todos los hechos de los que se le acusaban y aseguró que ella tenía un problema psicológico: "Ella se montaba sus películas y ya no era ella misma". Aseguró que ella era "muy celosa" y él "un poco", pero aseguró que estaba "bastante enamorado". Argumentó que de los whatsaps aportados como prueba habían sacado solo lo que les ha interesado y la acusó de que tomaba alcohol, fumaba tabaco y porros y tomaba cocaína (esto último no fue corroborado solo consumo esporádico de alcohol) cuando se medicaba. La magistrada tuvo que llamarle al orden en varias ocasiones.

En otra fecha, anterior a marzo de 2019, se interrogó a la víctima sobre otra agresión supuestamente en el domicilio de la joven, estando la madre en el comedor y ella en la habitación con la puerta cerrada, en la que él la habría asido del cuello y le habría espetado que iba a estar con él quisiera o no.

Llamó a la Policía

Un testigo señaló que el 26 de marzo del 2019 estando en la plaza del Museu de la calle Prim "vi a una chica discutiendo. Ella quería seguir de fiesta y él le decía que se fuera a su casa. Él la coge y la empuja contra la pared y la proyecta". Él testimonio le reprochó su acción y llamó al 091, pero él se marchó.

Por su parte, el abogado de la defensa quiso restar credibilidad a la agresión sexual destacando que la joven no aportaba detalles del hecho. Cuestionó que después de lo ocurrido ella subiera a su casa y no se lo dijera a su madre ni tampoco a los forenses ni en Comisaría ni al forense, sino ya en sede judicial. Por ello, anunció que, además, pedirá que se abran diligencias contra la mujer por falso testimonio. Sin embargo, los peritos que testificaron consideraron posible que la joven hubiera hecho la confesión ante los psicólogos fruto del miedo previo o la mayor relación de confianza.

Creíble y coherente

No obstante, los peritos defendieron que el relato de la chica era creíble y coherente. Uno de los forenses señaló que la mujer tenía rasgos de personalidad de clúster D, como ansiedad, impulsividad o inestabilidad, no suponen un trastorno. La joven, según los informes, tuvo un trastorno de conducta alimentaria en 2015 y un episodio puntual psicótico cuando tenía 17 años, pero que no se apreciaban síntomas y había remitido.

25.000 euros

La acusación particular, por su parte, pidió, además, que se impongan 25.000 euros por el perjuicio moral sufrido por la víctima, por este clima de sometimiento y humillación y 691 euros por la luxación del hombro.

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