No son un coche, ni una moto ni una bicicleta, pero los patinetes eléctricos han cambiado el aspecto de las calles de muchas ciudades de la provincia. Y lo hicieron antes de que hubiera normativas claras sobre su correcto uso. Este es uno de los motivos a los que se atribuye el creciente número de partes e incidencias. El presidente de la Asociación de Autoescuelas de Castellón, Fernando Alonso, defiende «la necesidad de aumentar la formación en seguridad vial de los que van en este medio de transporte, que en muchos casos optan por él precisamente porque no tienen que demostrar conocimientos teóricos». Por eso cree que las autoridades «deberían impulsar medidas para tener unos mínimos conocimientos, o al menos que sus usuarios sean capaces de entender el riesgo».

Aún así, reconoce que en los últimos meses «vemos que cada vez hay menos gente que va encima de las aceras, y el uso del casco cada vez está más extendido». Incluso comenta cómo en ocasiones «se ha visto a padres llevando a sus hijos en el patinete como acompañante». Algo que la norma de la DGT prohíbe de manera clara.

Normas básicas

Desde la delegación de la Comunitat Valenciana de la Fundación para la Seguridad Vial, Cristina Catalá incide en que muchos de los que van en patinete «son menores de edad, que no tienen permiso de conducir, y que encima, gracias a poder circular con ellos, no tendrán la necesidad de sacarse el título a los 18». Algo que les impedirá tener un conocimiento aproximado de las preferencias de paso en el espacio público, y ser conscientes de que ellos son unos usuarios vulnerables, pero que pueden perjudicar a los más vulnerables de todos, como es el caso de los peatones.

Reglamentación de la DGT sobre patinetes eléctricos. Mediterráneo

Otro aspecto en el que incide Catalá tiene que ver con la vigilancia por parte de las autoridades. «Hay muchos que desconocen aún que no pueden ir por las aceras, y cuesta interceptarlos». Una dinámica que podría cambiar con la incorporación de las ordenanzas locales, y sus sanciones. 

Disparidad

Todos los usuarios de coches y todos los peatones saben el significado de los pasos de cebra o los colores de los semáforos. Incluso parecen haber asimilado las reglas de la anterior revolución de la movilidad: las rotondas. Pero en el caso de los patinetes, cada municipio establece una serie de matices en sus normas. Por ejemplo, con la edad mínima para poder subirse. En la mayor parte de localidades de la provincia se fija en 16 años. Pero Pamplona la rebaja a 14. También queda al criterio de las localidades por dónde pueden pasar: en carriles bici o en casos determinados en la calzada. Donde sí queda claro que no se puede es en las aceras.