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La mandarina sudafricana invade Europa y Castellón exige que se amplíe el control sanitario

El sector insiste en extender el tratamiento en frío a los pequeños cítricos foráneos

Un agricultor protesta por la competencia desleal que suponen los cítricos sudafricanos para la naranja autóctona. GERMAN CABALLERO

El sector agrícola de Castellón ha visto cumplida esta semana una vieja reivindicación, la de que Bruselas imponga un control sanitario a la naranja que llega de Sudáfrica y se evite así la entrada de la falsa polilla. Pero más allá de la victoria indiscutible que supone la aprobación del tratamiento en frío (cold treatment) para la naranja sudafricana, los citricultores de la provincia insisten en que para ganar la guerra antes hay que superar otra batalla: que el control se extienda también a la mandarina. «Hay que trabajar desde ya para conseguir, aparte de a la naranja, el tratamiento de frío a las mandarinas y pomelos», defienden tanto Carles Peris como Cristóbal Aguado, secretario general de la Unió de Llauradors y presidente de AVA-Asaja, respectivamente.

La demanda de las organizaciones agrarias, que tanto el Gobierno valenciano como la interprofesional citrícola Intercitrus respalda plenamente, tiene su lógica si se tiene en cuenta que en los últimos años la llegada de mandarinas desde Sudáfrica se ha multiplicado. Así, y tras crecer de forma considerable en años anteriores, entre septiembre del 2021 y febrero del 2022, Europa importó 56.782 toneladas de pequeños cítricos, frente a las 33.533 que vendió entre septiembre del 2020 y febrero del 2021, es decir, un alza del 70%. Unas cifras, las de los últimos meses, a las que hay que añadir las algo más de 252.000 toneladas de naranjas que Sudáfrica exportó a la UE, según el Ministerio de Agricultura. 

Clementina, la joya de Castellón

Las cifras son incontestables y demuestran, además, que la mandarina sudafricana compite en desigualdad de condiciones con la de Castellón. En la provincia la clemenules es la variedad reina (supone algo más del 70% de la producción citrícola) y lo llamativo es que mientras la de Sudáfrica no deja de ganar cuota de mercado en Europa, la de Castellón va a la baja. Al menos durante el 2021 y los tres primeros meses de este año, cuando las exportaciones a la UE se han reducido un 8,2% y un 7,6%, respectivamente.  

«Es evidente que las interceptaciones con plagas son mayores en naranjas que en mandarinas, pero en estas también se detectan y hay que unificar los protocolos a nivel mundial porque las plagas pueden entrar a través de volúmenes más bajos de importaciones, por lo que hay que evitar un riesgo innecesario de transmisión de plagas entre países», defiende Peris para quien Bruselas, tras la aprobación el miércoles del tratamiento en frío para la naranja, «carece de argumentos sólidos» para extender esa medida también para las mandarinas.

Los citricultores de Castellón reivindican sí o sí controles sanitarios también para las mandarinas sudafricanas y la Conselleria también está por la labor. Y es partidaria de empezar a actuar cuanto antes. ¿Cómo? Para el departamento que preside Mireia Mollà la clave está es insistir en la unidad de acción con el sector citrícola y en la coordinación con el Ministerio «También hay que reforzar la reclamación con informes técnicos sobre la necesidad de ampliar el tratamiento en frío para el resto de cítricos y mantener contactos con las instituciones europeas para lograr el objetivo».  

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