En tiempo de descuento ya para que avance el último año antes de que se celebren comicios locales y autonómicos, los partidos ponen en marcha, y a velocidad alta, sus maquinarias electorales.
Aunque los actos de defensa del propio cartel y rechazo de las propuestas y/o acciones de los contrincantes son pauta común en unas y otras formaciones independientemente del momento, a lo largo de las últimas semanas y días las señales se han multiplicado.
Un ejemplo es la presentación este lunes por parte del secretario de Organización del PSPV, José Muñoz, de una intensa campaña, con 350 actos en el plazo de un mes, en la que vender sus éxitos de gobierno y sus apuestas para el futuro. Lo hizo dos jornadas después de que el sábado el president y líder del partido, Ximo Puig, exhibiera en el Comité Nacional su gestión económica como aval para liderar la era poscovid. Precisamente este martes, Puig volvió a visitar Castellón para un acto institucional en la UJI horas después de hacerse público su plan para descentralizar sedes del Estado, un plan que, entre otras cosas, busca amplificar su marca electoral.
El líder de los socialistas valencianos no se pronuncia, por ahora, sobre si abrirá las urnas el 28 de mayo del 2023, coincidiendo con los comicios municipales o lo hará un mes antes, cuando se cumplen cuatro años desde la última votación para Les Corts.
Por su parte, el secretario provincial, Samuel Falomir, inició ya hace casi dos semanas un tour en el que ha visitado ya Alcalà-alcossebre, la Vilavella, Vila-real, Peñíscola, Segorbe o Viver. El objetivo, hacer partido cara, sobre todo, a conservar la Diputación, en la que gobierna con Compromís.
Carrasco, Feijóo y Andalucía
Otro momento del lunes en clave similar tiene como protagonista a Begoña Carrasco, quien presentó el decálogo básico sobre el que se armará el programa electoral del PP en Castelló. Ocurrió en el mismo día en el que el presidente del PPCV, Carlos Mazón, activó a todos los senadores y diputados nacionales y lanzó el mensaje de que Puig «divide a los valencianos» al utilizar el lema Fent País en el aniversario del Estatut.
El popular, que ha intensificado su presencia en la provincia con su participación en las recientes fiestas de Vila-real y Almassora, trabaja con la expectativa de poder rentabilizar tanto el efecto Feijóo, como los ecos de los buenos resultados que se prevén para el PP en Andalucía, donde Moreno Bonilla parece tener todos los números para gobernar con un apoyo o no de Vox que le condicione solo en parte, según las encuestas.
Mientras, en Compromís, su principal lideresa y vicepresidenta del Consell del Botànic, Mónica Oltra pelea contra las repercusiones de sus vínculos con el caso de abusos a menores que implica a su exmarido, al mismo tiempo que flirtea con el proyecto de su homóloga en el Estado, la podemita Yolanda Díaz. Oltra potencia su imagen no solo en València o Alicante, sino que ha visitado tres veces Castellón en apenas dos semanas, justo a partir del momento en el que el castellonenses Vicent Marzà dejó el área de Educación.
Precisamente este último acaba de reposicionarse en Les Corts, al ocupar el puesto de portavoz adjunto, en sustitución de la vila-realense Mónica Àlvaro, mientras pone en marcha su proyecto de impulsar Compromís desde su condición de referente de Més (antiguo Bloc), cara a las triples elecciones de 2023: autonómicas (abril o mayo) municipales (mayo) y generales (noviembre).
Volatilidad
Todos estos movimientos se producen en un marco de enorme volatilidad y posibilidades de vuelco electoral, siempre de bloques, sin mayorías absolutas. Con un PP que prevé crecer y que ya tiene clara la vía de pactar con Vox, y la prevista desaparición de Ciudadanos en el ámbito autonómico como claves estratégicas. La inestabilidad económica por la grave crisis energética, una inflación disparada, y la guerra en Ucrania en una situación de preocupante estancamiento completan la compleja situación.
