El Periódico Mediterráneo

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Balance del impacto de la medida en la provincia

La bajada de la velocidad máxima en zonas urbanas no logra evitar accidentes

La siniestralidad se mantiene en datos similares un año después del cambio. Expertos critican la implantación del límite único sin evaluar las características del vial

Un operario mientras sustituye la señal al límite actual, ahora hace más de un año, en Castelló. DAVID GARCIA

Hace poco más de un año las zonas urbanas vieron como la Dirección General de Tráfico (DGT) reducía la velocidad máxima de forma genérica en todas las calles de un único carril por sentido a 30 kilómetros por hora bajo el argumento de tratarse de «una medida positiva que ayudará a reducir la siniestralidad vial», sin embargo esto no ha sido así.

Hoy, los accidentes de tráfico con víctimas en la provincia son similares y equivalentes a los de ejercicios previos donde no existía dicha limitación unificada y que sustituye a la de 50km/h. 

En la misma línea

Según los datos aportados por la Jefatura Provincial de Tráfico de Castellón a este periódico, entre el 1 de enero y el 7 de junio se produjeron dos fallecimientos, justo la mitad y a la mitad del año que los cuatro decesos contabilizados el ejercicio pasado o el anterior. De hecho, la cifra de heridos hospitalizados resulta incluso superior al del 2019, con 31. En la misma línea se encuentra el número de heridos hospitalizados, con 167, y de accidentes con víctimas, que alcanzan los 163 a lo largo del territorio provincial en lo que llevamos de año.

Siniestralidad en vías urbanas de Castellón MEDITERRÁNEO

No obstante, si solo se miran las cifras del 2021 la conclusión es la misma: pese al cambio normativo los accidentes se mantuvieron en cifras similares. 

En este sentido, expertos del ámbito de seguridad vial sostienen que al cierre del ejercicio, «los datos serán similares a los de años anteriores o incluso mayores», sin que la menor velocidad haya servicio para frenar esta tendencia.

El presidente de la entidad Automovilistas Europeos Asociados (AEA), Mario Arnaldo, coincide que las cifras de siniestralidad «evidencia que la medida únicamente buscaba servir para comodidad de la administración y no para mejorar la seguridad vial en las ciudades».

«Café para todos»

«La acción fomenta la negligencia de las instituciones a la hora de analizar cuáles son las velocidades a establecer. Fue una especie de café para todos innecesario, ya que cada ayuntamiento tiene capacidad para estudiar las características de cada vía y fijar el límite, como debería de ser», criticó Arnaldo.

A esto se suma que el control del cumplimiento de la restricción es «desigual» en las diferentes ciudades, realizando en algunas de ellas vigilancias «casi recaudatorias». Por ello, desde el sector proponen trabajar más en el diseño urbanístico de las localidades para pacificar el tráfico o analizar las circunstancias de cada calle. H

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