Cuando se habla de los atractivos de una ciudad se suele señalar su riqueza arquitectónica y paisajística, oferta gastronómica y cultural o favorable clima; pocos serán quienes destaquen sus carteles comerciales. Entre este reducido grupo se encuentra Miki Delgado, un diseñador nacido en Barcelona, pero residente en Benicàssim que pese a trabajar para multinacionales farmacéuticas o empresas como Microsoft tiene tiempo de retratar los grafismos más llamativos de la provincia: “Al estar muchas veces 6fuera del foco en muchas ocasiones en Castellón se conservan una gran cantidad de muestras de gráfica popular y de letrero artesanal que representan un importante patrimonio a preservar”.

El diseñador, que ilustra todos estos carteles en Instagram a través de su cuenta @mikidelgado, considera que Castelló “es una especie de Florencia en cuanto a sus locales abandonados”, y esta es quizá una de las claves de la riqueza de sus carteles publicitarios: “Las últimas crisis han provocado que muchos comercios queden vacíos, pero conservando su cartelería original a diferencia de lo que ha pasado en grandes ciudades de España o Europa, donde se han renovado mucho más estos negocios”.

Miki Delgado afirma que le seduce este tipo de cartelería artesanal “desde siempre” y principalmente se siente fascinado por los más antiguos: “Los 80 son la última época que me interesa. Después ya se implantaron técnicas más sofisticadas con la digitalización y se perdió bastante el encanto, y lo digo pese a que me dedico a ello en la actualidad”.

Entre los diseños que han llamado la atención de Miki en Castellón se encuentra este coche rotulado con el personaje de Dragon Ball Vegeta. MIKI DELGADO

A la hora de hablar de las particularidades de esta riqueza cultural castellonense, que a buen seguro hasta ahora pasaba inadvertida para buena parte de los vecinos, el diseñador subraya “el azulejo pintado. Teniendo la industria que tenemos en la provincia abundan los comercios que han mantenido sus rótulos en cerámica lacada y como la propiedad sigue siendo la misma que al principio se ha preservado tal y como se creó”. 

Entre sus carteles preferidos, Miki Delgado se queda “con los más originales, antiguos, extraños, por lo amateur del resultado o porque está realizado con una técnica obsoleta. Hay algunos que se nota que están pintados a mano, a pulso”.

Catalán, pero vinculado a Castellón desde hace ya 15 años, este profesional del diseño aspira a “poner en valor a la gráfica popular porque dice mucho de una ciudad. Ante todo me gustaría dejar testimonio de todos esos carteles que en muchos casos están en riesgo de desaparición y quizá en un futuro y bajo el paraguas de alguna institución pública poder realizar un archivo, una exposición, una ruta, actividades de formación para estudiantes de diseño…”. Incide este apasionado de las curiosas obras de arte callejeras en que “cuando se pierden los símbolos que identifican a una calle, un barrio o una ciudad es cuando se valoran y cuando se echan de menos”.

El punto de vista académico

¿Realmente son tan particulares y valiosos estos carteles comerciales de Castelló? Jaume Gual, profesor del Departamento de Ingeniería de Sistemas Industriales y Diseño en la Universitat Jaume I, tiene la siguiente opinión al respecto: “Ciertamente son el reflejo de una época, de un momento histórico en el que los comercios no se preocupaban tanto por la imagen que proyectaban en el exterior ni hacían uso de especialistas en diseño tanto de interiores como de comunicación gráfica como pasa ahora, cuando se ha dado un salto cualitativo importante”.

Considera el profesor de la UJI que en los carteles retratados por Miquel Delgado en diferentes puntos de la provincia de Castellón, especialmente en la capital de la Plana, “se nota que en su gran mayoría no están hechos por profesionales, pero no quita para que sean muy interesantes. Se nota que son honestos”. Destaca Jaume Gual “la aplicación de estos carteles en las fachadas, pues en ocasiones se pintan directamente sobre las paredes pese a los problemas que conlleva en su conservación”. 

A la hora de señalar sus carteles preferidos de Castelló, este académico se queda entre otros por el de la Heladería La Abuela (imagen inferior), que se encuentra en la Avenida del Lledó. “Está pintada a mano, con buen gusto y buena técnica, y actualmente la han protegido con un metacrilato. Este tipo de patrimonio no debería perderse nunca aunque se traspase el negocio”, añade Jaume Gual, que lamenta que el panorama actual de la ciudad no es precisamente tan artístico y creativo en este aspecto como antaño: “Ahora con la proliferación de las franquicias la imagen a nivel de diseño ya es más similar en todas las ciudades”.

Pide a su vez el profesor de la UJI que los comercios “registren sus rótulos y marcas porque si no es muy fácil que los plagien incluso en otros países y se está desprotegido jurídicamente a la hora de reclamar”, y elogia la salud del diseño en Castellón: “Se nota que el grado de Diseño ya está en marcha desde 1991. Hay una hornada muy buena de profesionales preocupados por la materia y aunque no habrá tanta cantidad como en otras provincias con más habitantes, a nivel de calidad no creo que tengamos nada que envidiar”.

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