A los cítricos de Castellón le salen enemigos por todos los frentes. O mejor dicho, tiene adversarios en casi todos los rincones de mundo. Un mes después de que Bruselas diera un histórico paso hacia adelante y aprobara imponer un control sanitario a las naranjas de Sudáfrica, la batalla se libra ahora en el Mercado Común del Sur (Mercosur), integrado por Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay. Estos países, sobre todo los dos primeros, han disparado los envíos de fruta a la Unión Europea (UE) y, además de solaparse con la campaña valenciana, se ha multiplicado el riesgo de entrada de plagas, lo que ha encendido las alarmas de los productores de Castellón.

Los últimos datos que maneja la Unió de Llauradors i Ramaders son contundentes. Entre enero y mayo de este año, los países de Mercosur acapararon el 61% de las interceptaciones en frontera de la UE de cítricos procedentes de países terceros con plagas. Y de ese porcentaje, algo más de la mitad (53%) corresponden a naranjas procedentes de Brasil. «En los cinco primeros meses del año, Brasil ha tenido ya 30 interceptaciones sobre un total de 57 y Argentina, dos», explica Carles Peris, secretario general de una organización agraria que avisa que ratificar el acuerdo entre la UE y Mercosur es «un grave error» que puede tener nefastas consecuencias para la naranja de la Comunitat.

Aunque Europa y los países miembros de Mercocusr alcanzaron un acuerdo de libre comercio en 2019, después de casi veinte años de conversaciones, el convenio nunca llegó a ratificarse principalmente por cuestionamientos ambientales de la parte europea al gobierno de Brasil. No obstante, un nuevo escenario global y la necesidad de Bruselas de diversificar sus proveedores de alimentos y energía tras el estallido de la guerra en Ucrania ha relanzado el interés por Latinoamérica y la puesta en marcha del acuerdo. 

Peris insiste en si Bruselas ratifica el acuerdo con Mercosur la citricultura de Castellón tendrá un problema grave. «Todo lo que sean acuerdos sin reciprocidad en el uso de materias activas, sin adquirir los compromisos de reducción que plantea la estrategia europea De la granja a la mesa y sin ordenación en cuanto a periodos de importación para que no solapen a las producciones europeas que no sean deficitarias, es caer en los mismos errores de siempre que causan siempre un enorme impacto negativo al sector», alerta.

Importaciones al alza

Pese a que no existen protocolos seguros, las importaciones de cítricos de los países de Mercosur no han dejado de aumentar. Dos ejemplos bastan para entenderlo: durante la última campaña, Argentina ha enviado a la UE un total de 60.711 toneladas de naranjas, casi el doble que en la temporada 2019-2020, según datos de la Conselleria de Agricultura. Brasil, por su parte, ha exportado a Europa 17.774 toneladas, frente a las 10.189 de hace dos temporadas. 

El peligro de entrada de plagas es real y el sector reclama para las naranjas de Mercosur un tratamiento en frío. «Hay que aumentar el control en la entrada de mercancías que puedan contener plagas, como es el caso de la mancha negra o el cancro en los cítricos provenientes de esos países», explica Carles Peris, que recuerda que este año las interceptaciones de cítricos con plagas han aumentado un 24%, por lo que es muy probable que en 2022 se bata un récord negativo.  

Turquía lidera la alerta por plaguicidas

Brasil copa buena parte de las interceptaciones de naranjas con plagas, pero en el caso de las alertas por pesticidas la palma se la lleva Turquía. Este país, que durante la última campaña ha enviado a la Unión Europea 301.153 toneladas de naranjas, concentra más del 90% de las detecciones de residuos de plaguicidas, según los datos de los cinco primeros meses de este año que maneja el Sistema Europeo de Alerta Rápida para Alimentos y Piensos (RASFF) y a los que ha tenido acceso este rotativo.

Así, de las 157 alertas contabilizadas entre el 3 de enero y el 7 de junio de este ejercicio, 140 se produjeron en partidas de agrios procedentes de Turquía. Y aunque buena parte se registraron en envíos de pomelos y limones, también se contabilizaron más de 40 interceptaciones en lotes de naranjas y mandarinas.

En las importaciones hortofrutícolas de Turquía, las autoridades europeas han encontrado mayoritariamente la presencia de Metil Clorpirifos o Clorpirifos, materias activas prohibidas en territorio europeo y cuyo veto provocó una gran polémica en Castellón, ya que dejó a los citricultores sin el principal arma contra la plaga del cotonet.

Los datos son elocuentes y tanto la Unió de Llauradors como la Asociación Valenciana de Agricultores (AVA-Asaja) llevan meses reclamando a Bruselas aumentar en un 50% los controles a las frutas y hortalizas que llegan desde Turquía. 

También la eurodiputada socialista valenciana, Inmaculada Rodríguez-Piñero, ha solicitado a la UE que aumente los controles e incluso ha planteado una paralización temporal de las importaciones turcas si prosiguen con los niveles de detección de sustancias prohibidas.