Pocos conocen la Real Hermandad de Veteranos de las Fuerzas Armadas y de la Guardia Civil de Castellón. Cuenta con 450 socios --unos 17.000 en todo el país-- y una agrupación provincial de voluntarios que dedica 9.000 horas al año a acometer labores de voluntariado. Tras toda una vida profesional de servicio al interés general, ahora ya retirados han decidido continuar con ello de manera altruista y dedicar parte de su tiempo libre a ayudar a usuarios de tres residencias de la tercera edad de Castelló de la Plana; y a programas de ayuda a domicilio y acompañamiento a familiares de militares y fuerzas de los cuerpos de Seguridad del Estado, desde enfermos a viudas o huérfanos que requieren apoyo en momentos de dificultad personal. 

Los voluntarios de la Real Hermandad tuvieron que hacer un parón por el covid. Ahora retoman su actividad. Hay militares, guardias civiles, viudas de estos profesionales y algunos civiles y amigos. Jacob Estupiñá Morales

El grupo solidario, charlando con residentes, durante un paseo con vistas al estanque del parque del Oeste. (C)JACOB ESTUPIÑÁ MORALES

Juan Manuel Marzol es presidente de la Real Hermandad de Castellón desde el 2018.El primero fue Jaime Blanch Vila (Barcelona, 1885), coronel del cuerpo de Farmacia Militar del Ejército de Tierra y casado con la castellonense Carmen Blasco Gimeno. Luego le sucedieron Francisco Sanz Casado, Manuel Climent Calatayud, Jesús Plaza Mira, Justo Fontecha Tubillejas, Rolando Camacho Bautista y Francisco Merino Ruiz. «En los últimos años provienen más socios de la Guardia Civil y a la larga los serán fundamentalmente. Hay que tener en cuenta que hace más de 25 años que se cerró el último cuartel en Castellón, del Regimiento de Infantería Tetuán. Aunque todavía queda población en Castellón que trabaja en el Ejército, en Valencia o alrededores, y sigue viviendo aquí. Pero tarde o temprano ya no habrá mucho profesional con su domicilio en Castellón y en activo», manifestó.

El acuartelamiento Tetuán-14 mantuvo su sede en Castelló hasta el 30 de junio de 1995, cuando se trasladó a Bétera (Valencia), en el marco de un plan de reconversión y se disolvió en 1998. Su vínculo con la ciudad de la Plana venía de muy atrás, desde que el 2 de noviembre de 1904 se dispuso el traslado de esta unidad a la provincia y llegó a la capital ese 7 de diciembre. 

Apoyo intergeneracional 

Tras el parón del covid, los veteranos voluntarios han retomado este junio los paseos a residentes de los geriátricos --una o dos veces por semana, durante hora y media--, tras las restricciones, cuando «incluso antes de decretarse el Estado de Alarma, decidimos no entrar ya». En julio, pararán por el calor, y se retomarán en septiembre, cuando esperan que además de Residencial Castellón --allí su labor se inició en el año 2000--, volver a poder hacer voluntariado con el asilo de Lledó y el centro del Pinar.

El grupo cuenta con algunos civiles, como un profesor de Bellas Artes que organiza talleres. Mediterráneo

Hay voluntarios que incluso superan en edad a los beneficiarios dependientes, «con más de 82 años dedicando su tiempo a los demás y todo tipo de anécdotas en los que se confunden acompañantes con usuarios». Una auténtica terapia es la que llevan a cabo en los talleres de manualidades y pintura, con murales de tamaño gigante sobre escenas de fiestas y tradiciones de Castelló que imprimen en formato gigante y llevan a las residencias para que los coloreen. «Por temporada salen 6 o 7 paneles por residencia y se hace una exposición», relata. 

Marinos, docentes y policías

«Contamos con un voluntario profesor de Bellas Artes. Pues tenemos algunos miembros civiles, como otro, retirado de la Marina Mercante. El grueso son militares, guardia-civiles y viudas de estos --pues cuando muere el titular, la mujer sigue siendo socia--; pero también policías nacionales retirados, etc. Para quienes son voluntarios, además, contamos con un seguro de responsabilidad civil. Antes de la pandemia la Hermandad contaba con casi 60 voluntarios. Entre las excursiones con ingresados en residencias de tercera edad figuraban actividades como la visita al mercadillo del Grao o al aeroclub, con explicaciones a cargo de los propios militares. 

En el aeroclub del Grao, durante una charla a usuarios de un geriátrico a los que acompañan. Mediterráneo

De compras o médicos

Salvo en el confinamiento estricto, los voluntarios veteranos de la Real Hermandad de Castellón han venido realizando el servicio de ayuda a domicilio, «a los socios o de la familia militar o la Guardia Civil. Si hay alguno retirado enfermo, como el caso de alguien que precisaba oxígeno, se le hacía una visita semanal. O alguna viuda de edad avanzada que necesita medicamentos de la farmacia y no puede acudir. O un huérfano de militares, ciego, al que acompaña un voluntario un día a la semana para comprar, gestiones o simplemente pasear». Esta vida de servicio al prójimo, pero tranquila y sin estrés, contrasta con los momentos vividos en su profesión. «Cada una ha tenido una vida profesional característica. Los voluntarios ya se jubilaron poco después del 2000 y las misiones internacionales son posteriores. En la Hermandad otorgamos dos condecoraciones propias al año; y en los últimos cuatro años han sido todas para voluntarios», relata.

El rey Felipe VI saluda a diversas hermandades --incluida la de Castellón--, durante un acto público. Mediterráneo

Un hogar itinerante, con cinco destinos distintos

El elemento común a casi todos los veteranos ahora en Castellón, militares y de la Guardia Civil, es su hogar itinerante. «Hemos sufrido muchos cambios de destino laboral y traslados familiares. Mi mujer desde 1992 ya no se ha movido de Castellón, pero en los años posteriores hasta que me pasé a la reserva en 2016, pues he tenido cinco destinos distintos. Me iba a Barcelona, Zaragoza o Paterna, entre otros, y volvía cada fin de semana. La profesión es muy activa, de moverse bien en el campo, hacer muchas maniobras,...Llevamos en el cuerpo los sentimientos nacionales, las formaciones,...», reflexiona Marzol, con trayectoria como coronel del Ejército de Tierra. «En estos años de presidente me he emocionado muchas veces como el otro día en el parque, con los voluntarios sacando a los residentes en sillas de ruedas y otros con apoyo. Ver toda esa gente que han podido salir a la calle de paseo una hora y media después de dos años y medio muy duros, pues emociona», expresa. «Necesitan salir y pasear. Algunos reciben visitas de familiares pero otros los tienen lejos. Nuestra vida ha sido y es por la población, la defensa nacional y el bien común. No es fácil encontrar a gente que dedique tiempo al día a ayudar a los demás», reseña.

Ese vínculo con sus sentimientos más patrióticos la delegación de Castellón lo vive con una celebración especial cada año, el Día del Veterano, con presencia de autoridades y en ocasiones del Rey. Este 2022 se prevé celebrar el 27 de octubre en Zaragoza, organizado por la división de Ejército del Aire --ahora, llamado también del Espacio--. «Antes se hacía solo en las bases militares y desde hace unos años es público, con la población», dice.

Delegación de Castellón. Mediterráneo