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La caída de la agricultura en el interior de Castellón impulsa la despoblación

Los pueblos de la provincia en riesgo de quedarse sin habitantes pierden 27.555 Ha de cultivo en un proceso imparable

Un agricultor trabaja en el Alto Palancia en la recolección de olivas para producir aceite en una imagen de archivo. ANA MONLEON

El hundimiento de la actividad agrícola en el interior castellonense impulsa el fenómeno de la despoblación, en un proceso imparable que enciende, más si cabe, la alerta roja en el Castellón vaciado, que tiene como protagonista a las comarcas del Alto Mijares y el Alto Palancia. Un estudio elaborado por La Unió de Llauradors a partir de los datos del último censo publicado por el Ministerio de Agricultura revela que las 87 poblaciones en riesgo de despoblamiento en la provincia han perdido a lo largo de los últimos veinte años un total de 4.594 explotaciones, lo que supone un 41% menos, cuatro de cada diez, así como se han dejado de cultivar 27.555 hectáreas, lo que representa una caída del 24% de la superficie inicial.

La organización informó este miércoles que para obtener estas conclusiones ha comparado la variación que se ha producido entre el número de explotaciones agrarias y la superficie de cultivo existentes en los censos agrarios oficiales de los años 2020 y 1999 en los municipios con mayor riesgo de perder a sus habitantes en el conjunto de la Comunitat Valenciana. Igualmente, ha utilizado para su estudio el Informe sobre el medio rural del CES-CV de 2020. 

A la baja

En cuanto a la evolución de la situación durante el año y medio comprendido entre 2020 y este mes de julio de 2022, Pep Zaragozà, responsable de la Unió en el Maestrat y agricultor profesional en Xert, una población que ha perdido en tres décadas a la mitad de sus habitantes, señaló ayer a Mediterráneo, que el abandono de las tierras de cultivo en el interior castellonense continúa «en un proceso que, por ahora, es imparable».

Pep Zaragozà, agricultor profesional en Xert, en un campo de almendros. Mediterráneo

Zaragozà confirmó que el descenso de la actividad agraria, brutal en 20 años, tiene consecuencias claras sobre la falta de estímulos para que se pueda producir el relevo generacional necesario para fijar a la población.

«Es muy difícil que la gente joven se dedique al campo y que venga gente joven es imposible tal y como están las rentabilidades y los precios», dijo el agricultor, cuya explotación combina las tres producciones de secano más comunes en el interior provincial: olivar, almendra y algarroba.

En cuanto a otros datos que se desprenden del estudio de la Unió, la radiografía del papel protagonista de Castellón en el mapa de la Comunitat que se vacía es desolador. Los 172 municipios del territorio autonómico con riesgo de despoblación tienen 78.862 habitantes y solo representan el 1,58% del conjunto. Sin embargo, en estas localidades existen 15.038 explotaciones agrarias, lo que supone el 15% del total, cifra que demuestra la gran importancia de la agricultura y la ganadería en esas zonas. En este contexto, la provincia de Castellón cuenta con el 64,4% del total de municipios en riesgo de despoblamiento, lo que representa más de seis de cada diez. El trabajo de la Unió ratifica, por tanto, que es aquí donde la situación es más grave, con 87 poblaciones en esa situación, que se concentra en mayor medida en las comarcas del Alto Mijares y del Alto Palancia, con 21 y 20 municipios vaciándose, respectivamente.

Pensar en clave rural

A la hora de valorar qué puede hacerse para mejorar una situación que no parecen frenar las actuales políticas contra la despoblación, Pep Zaragozà, pone el acento en que «las ayudas y los programas de apoyo se diseñan desde un mundo urbano que no comprende la realidad del mundo rural». «No se legisla con el punto de vista rural, ahí fallamos, las administraciones, los políticos, la sociedad», añadió. Carles Peris, secretario general de La Unió, recordó e insistió en que la actividad del campo es clave para evitar el despoblamiento».

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