Vallivana Adell Ibáñez nació en Xiva de Morella un 22 de junio de 1922. Es una de las casi 20.000 personas que han traspasado la barrera de los cien años en España. La cifra de centenarios se ha duplicado en  una década en Castellón. Así, la provincia ha pasado de tener 90 empadronados con más de 100 años en 2012 a 177 en el 2022. En 1999 solo alcanzaban los 39. En el conjunto del país, igualmente, el salto ha sido de 9.267 en 2010 a 19.930 en 2022. 

No en vano, la esperanza de vida ha aumentado en los últimos 30 años, pasando de los  76,54 años en 1991 a 82,19 en el 2021 en la Comunitat, aunque el covid ha propiciado un retroceso en los dos últimos años.

Distintos investigadores desarrollan estudios orientados a descubrir qué factores hacen que alguien llegue a superar los dos dígitos. Por ejemplo un estudio en el que participa la Universidad de Valencia (UV) ha revelado la existencia de una huella genética específica que puede explicar que descendientes de centenarios sean menos frágiles. 

Las causas de la longevidad

Pero ¿cuál es la causa de la longevidad? María José Monedero, especialista en Medicina Familiar y Comunitaria del centro de salud Rafalafena de Castelló, señala que la mayoría de las publicaciones actuales lo relacionan con una serie de factores, tales como la mejoría de las condiciones de vida; vivienda; trabajo; alimentación; mejor acceso a los cuidados de salud; o una mayor preocupación por el estilo de vida. También influye seguir una dieta rica y variada y la práctica del ejercicio físico.

¿Cómo tener una larga vida con salud?

Para tener una larga vida con salud, Monedero recomienda seguir una buena alimentación; desarrollar actividades recreativas para mejorar la salud mental; tener un buen descanso nocturno y estar bien acompañado. Sin embargo ciertos aspectos pueden contribuir a reducir nuestra esperanza de vida. Es el caso del estrés; el consumo de tóxicos (tabaco, alcohol, otras drogas); el déficit de sueño; la polimedicación (más de 10 fármacos diarios habitualmente); factores cardiovasculares, (obesidad, sedentarismo, etc) así como enfermedades crónicas. No obstante, matiza que «lo verdaderamente importante no es la cantidad de vida, sino la calidad de la misma y hacia esto último deben ir encaminados los cuidados de salud y los sistemas sanitarios».

Mediterráneo ha contactado con allegados y varias personas centenarias, que han querido dar su testimonio de sus vidas.

Vallivana Adell

Vallivana adell

Es el caso de Vallivana Adell, una persona afable, prudente, que evita siempre conflictos. Sosegada y sin cometer excesos de ningún tipo, una frase suya muy recurrente (y mas estos últimos años) es «total, no se pot adelantar res».

Vallivana Adell se casó con Ramón Pascual Balaguer (fallecido en 1987) también chivatano, en el año 1945. Tuvieron 2 hijas, Amparo y Pilar, que le dieron 4 nietos y 5 biznietos. En 1953, debido a la posguerra, tuvieron que emigrar. Primero se instalaron en Vallcarca (pueblo de Barcelona) y 5 años más tarde ya definitivamente en Barcelona. Siempre mantuvo el contacto con Xiva, residiendo en épocas vacacionales y con más tiempo durante su jubilación.

 La precariedad sufrida en sus primeros años la convirtió en una persona sobria, siempre dando valor a lo que ha tenido. Ha transmitido siempre serenidad y cariño, y todo el que ha tenido la suerte de conocerla, la ha querido de forma sincera. A su familia le ha aportado todos esos valores: «Es la mejor herencia que podríamos tener».

En su siglo vital ha podido observar los cambios que ha sufrido Xiva. De ser un pueblo con mucha vida, todas las casas ocupadas, llena de oficios, trajín de masovers, de animales… a pasar a una fase de despoblación y una decadencia de la que ahora parece recuperarse. Actualmente sextuplica su población en verano gracias al impulso del turismo rural y de los descendientes de xivatanos que han arreglado sus casas manteniendo una arquitectura rural en las construcciones.

Humildad D. Porcar

Humildad Porcar Artist-freed

Por su parte, Humildad Domitila Porcar Gual cuenta con 101 años. Nacida en Xodos un 11 de mayo de 1921, hija de Juan Porcar, de Xodos, y de Avelina Gual, de Vistabella. Se crió en una masía del término de Xodos, a varios kilómetros del pueblo. De familia masovera se casó en febrero de 1947 con José Escrig, también masover de Atzeneta. Tardaron en establecerse como familia un tiempo, por haber sido destinado él a atender sus obligaciones de servicio militar, en primer lugar, ordenado por las autoridades de la Segunda República, como luego por las autoridades franquistas. En la actualidad tiene 3 hijas, sus respectivos 3 yernos, y 3 nietos y 2 bisnietos.

De niña, Humildad pudo ir muy poco a la escuela, como era normal en aquella época debido a la distancia, por tener que cumplir con la familia y el clima frío de aquella zona montañosa. En esa época en los núcleos diseminados solían habitar de 12 a 20 personas. Ubicados en terrenos escarpados pero también próximos a zonas cultivables de secano, donde tendían al autoabastecimiento. Desde joven tuvo una salud a veces delicada. Huérfana de madre en la adolescencia, cuidaba de su padre, hermano, abuelos paternos. Fue muy trabajadora, con pastorear ganado, con las tareas de los cultivos en los terrenos cercanos a la masía de Chodos, pero también tenía que subir-trasladarse a Vistabella, donde cuidar a sus abuelos maternos y trabajar también en el campo allí

Pero con constancia ha podido llegar muy longeva. En la segunda mitad de los 90 decidieron trasladarse a vivir a afueras de Castelló. En abril de 1998, Humildad enviudó. En la actualidad, tiene algunos achaques propios de la edad, como ligera pérdida de capacidad auditiva y de visión, pero conserva una buena lucidez mental. «Nos reconoce bien, le gusta conversar, tiene buena memoria», explica su nieto, Jorge Escrig.

María Ibáñez

María Ibáñez, en la imagen con sus sobrinos y el alcalde de Betxí, Alfred Remolar.

Otra centenaria es María Ibáñez, nacida en Betxí el 4 de marzo de 1922. Su vida ha transcurrido en esta localidad, aunque de joven realizaba cortas estancias fuera del municipio por motivos religiosos. Era visitadora de enfermos y colaboraba con Caritas. Su actividad estaba vinculada a una pequeña tienda que regentaba junto a su hermana a la que también ayudaba en las tareas domésticas y en el cuidado de sus tres sobrinos. Trabajaba a temporadas en los almacenes de naranjas. 

Siempre ha sido una persona tranquila, con una vida sin sobresaltos aunque con inquietudes religiosas que la llevaron a tener una actitud de entrega a los demás. Poco comedora y seguidora de la hoy denominada dieta mediterránea. Aunque en los últimos 4 años ha permanecido postrada en la cama no ha perdido la memoria y es capaz de mantener conversación con quienes la visitan.  

Pese a haber permanecido soltera y sin hijos, siempre ha estado muy bien cuidada y acompañada por sus sobrinos, que le dedican todo su afecto y cariño, como si de su propia madre se tratara. Eso sí, ella misma reconoce lo mucho que ha cambiado el mundo en este tiempo. «Algunas formas de vida me cuestan de entender y aceptar aunque con respecto a los avances tecnológicos si bien no sé cómo funcionan con ayuda de mi sobrina estoy conectada al mundo a través de la radio y la televisión y alguna que otra videoconferencia, sobre todo en tiempos de pandemia», revela.

Felicitas Trilles

Felicitas Trilles Javier Nomdedéu

En Sant Joan de Moró vive Felicitas Trilles Bonet, nacida en 1921. Su padre, Francisco, tenía una carpintería en la localidad, que entonces dependía casi para todo de Vilafamés. Fue la telefonista de Sant Joan de Moró, llevando ella sola la centralita durante 25 años hasta que ya empezó a tener la mayoría teléfonos en sus casas. Cuando ella empezó solo había 50 teléfonos. «Ahora vienen al mundo con el móvil debajo del brazo», señala.

También se acuerda de cuando se logró el desvío del tráfico pesado, lo que dio mucha calidad de vida a Moró porque antes eran muchos los camiones que pasaban por la población hacia las minas de tierras o hacia el interior de la comarca.

Felicitas tiene una sobrina que tiene dos hijas y una de ellas ya tiene dos hijos. Sus familias se portan muy bien con ella, la llaman todos los días y visitan periódicamente, ya que viven en Castellón. De momento todavía se apaña ella sola, e incluso ahora, que se ha roto un brazo, se lo hace casi que todo ella y en lo que no puede recibe la ayuda y atención de su familia. Está contenta con lo que le ha dado la vida, y solo pide salud para su familia y en general para todos. Aconseja a la juventud sentido común y más ahora, pidiéndoles que vayan con mucha prudencia al reunirse y realizar fiestas. Es muy dinámica y solidaria. Recientemente colaboró aportando fotografías y programas antiguos de fiestas con motivo de un homenaje que el consistorio hizo a reinas y damas de su historia, agradeciéndole con un obsequio el alcalde Vicente Pallarés su colaboración.

Adoración Puig Adell

Por último, Adoración Puig Adell nació en Morella en 1920.

Adoración Puig Adell con sus nietos Diego e Idoya

Un 7 de junio de 1920, Adoración Puig Adell llegó a su querida Morella, municipio en el que ha vivido ininterrumpidamente durante más de un siglo. Ahora, echando la vista atrás, destaca sus vivencias y “la suerte de tener dos hijas que me cuidan mucho”, destaca. Para Adoración solo existe un secreto para la longevidad o la eterna juventud que es “no ponerse enfermo y estar en salud”, ríe. Y es que esta morellana puede presumir de gozar de una salud de hierro. “No me pongo nunca enferma, hace muchos años me operaron de la cadera, por lo demás, aguanto bien”.

Adoración ha visto progresar Morella durante diez décadas en las que según afirma “ha cambiado como del día a la noche”. “Hemos pasado de no tener ni luz y agua en las casas, ha poder hacer videollamadas, ha sido un cambio constante” enfatiza.

El pavimentado de las calles, la llegada de los servicios sociales, instalaciones, infraestructuras de todo tipo, mejora de las carreteras. “Morella es igual por fuera pero por dentro ha cambiado todo para bien”